Caperucita Roja es probablemente el cuento infantil más popular entre los niños.  Aunque Walt Disney nunca lo llevó al cine junto a los otros cuentos clásicos, Caperucita es todo un icono de la cultura popular.

Charles Perrault fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos (1697). En 1812, los hermanos Grimm, dieron otra vuelta de tuerca a la historia. Retomaron el cuento, y escribieron una nueva versión, que fue la que hizo que Caperucita Roja fuera conocida casi universalmente, y que, aún hoy en día, sea la más leída. Seguro que os acordáis que estas versiones clásicas del cuento de Caperucita Roja son algo cruentas, por lo que además de una adaptación de la historia que todos conocemos, os traemos una versión moderna con un final alternativo…

Además encontraréis también Caperucita Roja en vídeo, para esos días en los que apetece una historia animada.

Caperucita Roja, cuento clásico

Cuento Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas…

Cuento Infantil Caperucita Roja
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Caperucita Roja se encuentra con el lobo

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

¿A dónde vas, niña? — le preguntó el lobo con su voz ronca.
A casa de mi abuelita— le dijo Caperucita.
No está lejos — pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores:

El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

El lobo llega a la casa de la abuelita

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
Son para verte mejor – dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
Son para oírte mejor — siguió diciendo el lobo.
Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
Son para…¡comerte mejoooor! — y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Caperucita y su abuela son rescatadas por el cazador

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un serrador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!. Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

Cuento de «Caperucita Roja» en versión moderna

Había una vez una niña muy simpática y un poco rebelde. Siempre llevaba una capa de color rojo, por lo que todos la llamaban Caperucita Roja. Un día, su mamá preparó una cesta con comida y pidió a Caperucita que la llevara a su abuelita que estaba enferma.

La abuelita vivía al otro lado del bosque, por lo que la mamá advirtió a Caperucita:

– No vayas por el camino que atraviesa el bosque. Ya sé que es el más corto, pero puede ser muy peligroso porque puedes encontrarte con algún malintencionado -le dijo la mamá- Mejor coge el camino que bordea el bosque aunque tardes un poco más.

– Claro mamá, no te preocupes -mintió Caperucita, que ya había decidido desobeceder a su mamá porque le parecía que siempre exageraba.

Caperucita se va por el bosque

Cuento Caperucita Roja
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Al poco tiempo de ir caminando por el bosque, el Lobo le salió al paso a Caperucita. La niña no se asustó, no le parecía que aquel lobo fuera muy peligroso.

– ¿A dónde vas niña con esa cesta? –dijo el Lobo

– A casa de mi abuelita que está enferma –contestó Caperucita- Le llevo esta cesta llena de cosas deliciosas, su casa está al final del camino. 

En ese momento la panza del Lobo hizo ruido y se acordó que hacía rato que no comía. Quería arrebatarle la cesta a Caperucita, pero pensó que además le vendría muy bien una casa calentita donde pasar el invierno, así que preguntó:

– ¿Así que tu abuelita vive sola y está enferma? ¿Por qué no recoges unas flores para llevarle? Seguro que se pondrá muy contenta.

– Claro, ¿por qué no? –respondió Caperucita, mientras saludaba a  aquel Lobo tan simpático que se alejaba a grandes pasos por el camino.

En casa de la abuelita

En pocos minutos el Lobo llegó a casa de la Abuelita y golpeó a la puerta. La Abuela abrió confiada sabiendo que era su nietecita, y en ese momento el Lobo se abalanzó sobre ella y la encerró en un armario. Tenía todo planeado: esperaría a que llegara Caperucita para hacerse con la cesta de cosas deliciosas, y luego las echaría a ambas a la calle, nadie se atrevería a querer sacarlo de la casa, ¡él era el Lobo Feroz!

Cuando Caperucita llegó y golpeó a la puerta, el Lobo intentó atraparla pero ella logró escabullirse y comenzaron a correr por la casa, Caperucita escapando y el Lobo tratando de atraparla.

Mientras corría, Caperucita le preguntó:

– ¿Por qué haces esto? ¿Qué es lo que quieres?

El Lobo, sin dejar de perseguirla, le contestó:

Quiero una casa calentita donde vivir y comida rica para saciar mi hambre, ¡y tu abuela y tú lo tenéis todo!

Entonces, Caperucita hizo algo que dejó al Lobo de una pieza: dejó de correr, se le plantó delante y le ofreció la cesta.

– Si me lo hubieras dicho desde un principio, te habría ayudado- le dijo al Lobo que no salía de su asombro –Toma la cesta, deja salir a mi abuela del armario y verás como entre las dos te ayudamos a encontrar una casa.

Y así fue como el Lobo entendió que con la amabilidad se consigue mucho más que con la prepotencia. Desde ese día, el Lobo y Caperucita se hicieron amigos, y Caperucita Roja nunca más volvió a desantender a los consejos de su mamá; ella tenía razón y por desobedecerla Caperucita había corrido un gran peligro… por eso comprendió ¡que las mamás y los papás nunca exageran!

«Caperucita Roja» en vídeo

Os dejamos también el cuento clásico de Caperucita Roja en vídeo, pero veréis que aunque es la versión clásica con el Lobo que se come a la abuelita y el cazador que las rescata,  le han dado una vuelta de tuerca graciosa y menos cruenta, a los peques seguro que les gustará:

Moraleja de «Caperucita Roja»

Caperucita Roja Cuento

Caperucita Roja tiene varias moralejas relacionadas sobre todo con la obediencia y la prudencia: la historia clásica inculca un temor para evitar que los niños hablen con desconocidos, algo que hoy en día no viene nada mal… pero en la versión moderna hemos querido dejar de la amenaza algo aterradora, y reemplazarla por una historia en donde la moraleja consiste en aprender a escuchar los consejos de nuestros mayores, siendo prudentes cautelosos. Pero también nos deja una enseñanza positiva sobre la importancia de la amabilidad y la generosidad, ¿no os parece?

¿Qué os han parecido estos dos cuentos infantiles de Caperucita Roja? ¿Os ha gustado la versión moderna o preferís la de toda la vida?

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