La vichyssoise es, básicamente, una crema de puerros. Ya te estarás diciendo: “al final es una crema de puerro con nombre rebuscado”. Bueno… sí y no. Porque aunque los ingredientes son sencillos, la vichyssoise tiene su propio estilo: se suele servir fría, lleva un poquito de nata y queda con una textura muy suave, casi como de restaurante, pero hecha en casa.
A pesar del nombre elegante, es facilísima de preparar. Y lo mejor es que funciona en cualquier época del año: bien fría en verano, cuando no apetece encender ni un fuego más, o calentita en invierno, que también va genial.
Sobre su origen, hay algo de debate. Algunos dicen que viene de Francia, otros que fue inventada por un chef en Nueva York a principios del siglo XX. Sea como sea, el protagonista es el puerro, acompañado de patatas, un buen caldo y ese toque de nata que le da un plus.
Es una receta muy versátil y, sobre todo, práctica. Si nunca la has hecho, es un buen momento para probar. Te cuento cómo preparar la vichyssoise paso a paso.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de vichyssoise clásica
Ingredientes
- 2-3 puerros (unos 500 g)
- 2 patatas medianas (unos 500 g)
- 1 litro de caldo de pollo o vegetal
- 200 ml de nata (crema de leche)
- 50 g de mantequilla
- Sal y pimienta al gusto
- Opcional: perejil fresco para decorar
Cómo hacer vichyssoise (crema de puerros fría)
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Comienza lavando y picando los puerros. Asegúrate de quitarles la parte más verde, ya que puede ser un poco más dura. Corta la parte blanca en rodajas finas.
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En una cacerola grande, derrite la mantequilla a fuego suave y agrega los puerros. Sofríe durante unos 5 minutos a fuego siempre suave, hasta que estén tiernos pero sin dorarse.
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Añade las patatas peladas y cortadas en trozos pequeños. Remueve un poco para que se mezclen bien con los demás ingredientes.
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Luego, agrega el caldo de pollo o vegetal, cubriendo todo. Lleva a ebullición y, cuando empiece a hervir, baja el fuego para que cueza a fuego lento durante unos 20-25 minutos, o hasta que las patatas estén tiernas.
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Una vez que las patatas estén blanditas, retira la cacerola del fuego y deja que se enfríe un poco.
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Después, añade la nata y tritura todo con una batidora de mano o en una licuadora hasta obtener una crema suave y homogénea. Si la mezcla está muy espesa, puedes añadir un poco más de caldo o agua para ajustar la textura.
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Prueba de sal y pimienta para ajustar al gusto.
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Lo ideal es dejar que la vichyssoise repose en el frigorífico durante unas horas para que se enfríe bien.
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Si prefieres disfrutarla caliente, también puedes servirla directamente. ¡Todo depende de la época del año y de lo que te apetezca!

Consejos para hacer una vichyssoise perfecta
- Temperatura ideal: Aunque la vichyssoise es conocida por servirse fría, también es deliciosa caliente, especialmente en los meses más fríos. Si la prefieres fría, recuerda dejarla en la nevera por al menos 2 horas antes de servir. Si la vas a servir caliente, simplemente caliéntala en una cacerola a fuego bajo antes de llevarla a la mesa.
- Personaliza la receta: Si prefieres una versión más ligera, puedes sustituir la nata por leche o incluso yogur griego natural. Esto reducirá las calorías sin perder la cremosidad. Además, si eres vegano o te gusta evitar los lácteos, puedes usar una nata vegetal (de avena, soja o almendra) y caldo vegetal para mantener la receta completamente vegana.
- Textura perfecta: Si te gusta la crema más espesa, no dudes en añadir un poco más de patata o cocinarla durante unos minutos más hasta que espese. Por otro lado, si te gusta más ligera, puedes añadir más caldo para ajustar la consistencia a tu gusto.
Cómo acompañar la vichyssoise
La vichyssoise es deliciosa por sí sola, pero siempre puedes añadir algunos toques extra para hacerla aún más sabrosa. Puedes acompañarla con pan tostado, ya sea integral o de ajo, o incluso unos croutons crujientes por encima. Si quieres añadir un toque de frescura, un poco de cebollino, de puerro o perejil picado va perfecto como adorno. Además, para darle un toque cremoso, una cucharada de crema agria o yogur natural encima puede combinar muy bien, añadiendo suavidad y un toque de acidez que resalta los sabores.
Si te gustan las cremas de verduras, no puedes dejar de probar la crema de calabaza, un plato reconfortante con un sabor dulce y suave, ideal para los días fríos del año y lleno de vitaminas. También te sorprenderá la crema de zanahoria, que tiene un toque ligeramente dulce y se puede enriquecer con un poco de jengibre o naranja para darle un giro especial. Y, por supuesto, no puede faltar la crema de calabacín, una opción ligera y fresca, perfecta para acompañar tus menús más saludables, y que puedes hacer más cremosa con un toque de nata o queso fresco.