Puestas de sol de postal, naturaleza en estado puro, ejercicio y bienestar… El verano es una de las mejores épocas del año para hacer excursiones con los más pequeños y la bicicleta uno de los mejores medios de transporte para ello. La bicicleta no solo permite que nuestros hijos hagan deporte, sino que además les ayuda a descubrir el medio en el que viven de manera amena y divertida desde la infancia. Sin embargo, la diversión y el ocio no deben ser incompatibles con la seguridad. Cuando circulamos en bici, y sobre todo si lo hacemos con niños, tomar precauciones es particularmente importante. El uso de casco, según recomienda la Asociación Española de Pediatría, una ropa adecuada o el conocimiento de las normas de circulación forman parte de los elementos imprescindibles que no debemos olvidar en cualquier desplazamiento en bici.

A pesar de que en España el número de usuarios de bicicleta es inferior al de otros países de la Unión Europea, como Holanda o Dinamarca, su uso se ha incrementado en los últimos años, según los datos del informe Barómetro de la Bicicleta en España de 2015. De esta manera, las cifras confirman que comienza a valorarse más el uso de un medio de transporte que no contamina y que nos ayuda a reforzar nuestro estado físico y a mejorar, en definitiva, nuestra salud. El hecho de que se trate de un producto fácilmente asequible y que su conducción sea relativamente fácil, no debe hacernos olvidar que hay una serie de precauciones que debemos tomar para que nuestros hijos disfruten de esta aventura sin correr ningún tipo de riesgo.

Lo primero que debemos hacer es acondicionar el medio de transporte, en este caso la bicicleta, a las características de nuestros hijos. Deberemos fijarnos no tanto en su edad, sino en el peso y la altura del pequeño para adaptar piezas como el sillín o el manillar. En el caso de los menores que comienzan a familiarizarse con la bicicleta, lo más aconsejable es que añadirle unos ruedines complementarios en la parte trasera. Conforme el crío vaya creciendo y dominando la técnica, estas piezas complementarias podrán quitársele. Si el niño es demasiado pequeño para manejar por sí mismo una bicicleta, siempre podrá incorporársele una silla de bebé a la bicicleta del adulto que lo acompaña.

El casco es sin duda un elemento indispensable que, en caso de accidente, podrá evitar lesiones y las probabilidades de daños en la zona de la cabeza. Pero más importante que llevar casco, es saber elegir el que más nos protege. Para ello, debemos elegir un casco específico para niños y tener en cuenta cualidades como la ligereza y la aerodinámica del mismo. Por una parte, deberá ajustarse a la cabeza del pequeño, resultándole cómodo, y al mismo tiempo es necesario que tenga las aberturas necesarias para asegurar una buena ventilación. En su interior no deberán faltar unas almohadillas que permitirán un mayor confort. Especialmente en el caso de los niños, los cascos que disponen de partes reflectantes en su superficie pueden ser una buena opción ya que dan una mayor visibilidad.

No está de más llevar con nosotros una mochila con bebidas, preferentemente agua, para no sufrir carencias de hidratación. Los bocadillos, galletas y la fruta pueden ser una buena compañía que les dará fuerza y energía durante las pausas que hagamos.

Un elemento al que no solemos prestar atención y que puede, sin embargo, resultar un riesgo es la vestimenta que lleven nuestros hijos. En general, la ropa y calzado de deporte suelen cumplir las condiciones necesarias para asegurar la seguridad del pequeño ciclista. En cualquier caso, deberán evitarse prendas demasiado flojas, los cordones o telas que cuelguen ya que podrían engancharse en zonas de la bici provocando un accidente.

Una vez que disponemos del material adecuado y lo hemos adaptado a nuestros peques, tendremos que prestar atención a la ruta que queremos recorrer. La duración y la distancia serán dos de los factores más importantes a tener en cuenta. Además, deberemos valorar las condiciones de la ruta: no será lo mismo si el terreno es plano o con baches, si es de tierra o de asfalto, si hay tráfico o no, etc.

Otro elemento relevante es la capacidad y la experiencia que tienen nuestros niños andando en bicicleta, ya que el cansancio puede afectarles, sobre todo si no están acostumbrados a este tipo de actividad.

El tiempo jugará también un papel crucial. Nuestros hijos no disfrutarán igual si hace mucho calor o mucho frío, por eso elegir el día y el mejor momento de la jornada es muy aconsejable. En verano lo mejor es evitar los momentos de mayor calor como es el mediodía y las horas de después de comer. Además, en esta época del año es muy necesario proteger nuestra piel de los rayos solares, para evitar quemaduras, sobre todo en la cara, espalda, brazos y piernas.

Del mismo modo, hay que prestar especial atención al tiempo si se producen chubascos, ya que bajo estas condiciones el terreno puede convertirse en un riesgo. Llevar ropa adecuada que nos proteja de la lluvia evitará futuros catarros.

¡Vota si te ha gustado!