Uno de los temas que, hoy en día, más preocupa a padres, pedagogos, médicos y la sociedad en general es el relacionado con la Educación para la salud y prevención de drogodependencias. Se ha constatado que muchas enfermedades causantes de muertes prematuras están relacionadas con estilos de vida y hábitos individuales poco saludables. La Educación para la Salud es un concepto muy amplio, tanto, que englobaría todos aquellos campos que intervienen en nuestro bienestar físico, psíquico y social.

Antes de continuar leyendo, párate a pensar un momento… ¿qué se te ocurre que puede influir en tu salud?, ¿y en la de los niños?, ¿cómo se “educa” para la salud? Dando respuesta a la última cuestión dejaremos claro que es una tarea de todos: sociedad, escuela y familia. De la sociedad creando leyes y modelos sociales de salud apropiados; de la escuela incluyendo en los proyectos educativos, currículos y programaciones los objetivos y contenidos adaptados a cada edad; y del ámbito familiar porque es aquí donde más influencia podemos generar en nuestros pequeños.

El cuidado de nosotros mismos, como adultos, es el resultado del aprendizaje, directo o indirecto, que hemos hecho a lo largo de nuestra infancia. Por eso, al ser la infancia el período en el que se van modelando diversas conductas que dañan la salud, será también un momento adecuado para comenzar a trabajar los estilos de vida saludables.

Pero, ¿qué puede contener la Educación para la Salud? Os dejamos unos cuantos ejemplos: higiene, alimentación saludable, salud mental, inteligencia emocional, sexualidad, educación vial, educación ambiental o prevención de drogodependencias son, algunos de los contenidos que, de manera formal se abordan en las programaciones de las escuelas. ¿Cómo lo hacéis informalmente desde casa, en el día a día?

Queremos ofreceros unos ejemplos sencillos de cómo, a través de las conductas cotidianas de casa, podemos estar “educando” en salud, educando en definitiva en los valores que queremos para nuestros hijos. Hoy vamos a dedicarlo a un problema de muchas familias, la Prevención de Drogodependencias.

En la Etapa de Infantil, de 0 a 7 años

  • Apoya el consumo de productos saludables como verduras, frutas, legumbres… y organiza una dieta equilibrada para todos. Comer todos juntos y hacer de este momento agradable incita a hacerlo de forma saludable.  Deja que colaboren en la elaboración de comidas, en el mercado y en la manipulación de alimentos.
  • El abuso de chucherías es un claro ejemplo de la falta de control. Estar pendiente de esto es esencial y marcar las pautas para saber cuándo parar de comer. Esto es importante para el futuro abuso de otras sustancias, saber cuándo parar. Primero tu pones el límite, luego sabrán ponerlo ellos.
  • Unas ofertas adecuadas de tiempo libre, deportes, música, danza… disfrutar junto a ellos de un tiempo libre saludable, con amigos, salidas…

En la Etapa de Primaria, de 7 a 12 años

  • Esta etapa es más compleja y podemos ir un poco más allá, siempre manteniendo el consumo de productos saludables y controlando el abuso, además del tiempo libre de calidad y relacionado con aficiones familiares. Reflexión sobre el abuso de sustancias, ¿los deportistas fuman…? ¿Por qué no es conveniente?…
  • Repercusiones de los malos hábitos. Por ejemplo, cuando una persona fuma… ¿huele bien?, ¿y su ropa?, ¿puede fumar en cualquier sitio?… Aprovechar las situaciones improvisadas es clave para plantear este tipo de reflexiones.

No Fumar

En la Etapa de Secundaria, los adolescentes

  • Esta etapa es la más complicada para ellos y donde veremos sus reacciones a un montón de presiones sociales, los compañeros, la familia… Aportar razones científicas sobre las drogas es un buen ejercicio, buscar y comprobar qué pueden provocar en tu cuerpo y en tu mente. ¿Cómo afecta el alcohol, el tabaco o los porros a nuestro organismo?
  • La publicidad. ¿Qué reclamos utiliza la publicidad para el consumo? Observarlos desde un punto de vista crítico e intenta que él colabore en este juego.
  • La variedad de ofertas de tiempo libre en este momento son esenciales, sobre todo en familia, compartiendo momentos divertidos junto a ellos y canalizando sus intereses.

Y la clave, para educar en salud, es apoyar las fortalezas personales de nuestros hijos: su autoestima, la tolerancia a la frustración, conseguir las gratificaciones con esfuerzo y trabajar las emociones y los afectos. Todo esto les permitirá responder a las presiones sociales, problemas y cuestiones de su vida desde el respeto a uno mismo, al esfuerzo y la valoración de la constancia. De entre todas ellas, cobra especial importancia trabajar la tolerancia a la frustración, esa capacidad de aceptar y asimilar una situación en la que una expectativa, una ilusión, un deseo o un proyecto no se cumplen. Dejar que los peques se aburran de vez en cuando, el aburrimiento también enriquece y les permite estar a solas consigo mismos.

No cabe la menor duda que “de lo que se ve se aprende”, y en un ambiente en el que se den hábitos poco saludables tendrá muchas posibilidades de ser imitado por los chavales. Tenemos una gran responsabilidad en conseguir este objetivo: hacer que nuestros pequeños desarrollen hábitos y costumbres sanos, que los valoren como básicos para obtener una calidad de vida y rechacen pautas de comportamiento que no lleven a un bienestar físico y mental. Parece razonable ¿verdad?

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