Si pudiéramos pedir un deseo para ser mejores padres, estoy segura que muchos de vosotros os plantearíais, mejorar vuestra paciencia. Pues sí, esa gran cualidad cada vez más escasa en los tiempos que corren… Es uno de los mejores caminos para alcanzar nuestros propósitos en la vida y en la educación de los hijos. Cada vez tengo más claro que impacientarse, querer todo YA, AHORA, SIN ESPERAS, es un boicot para nuestra felicidad y la de nuestros niños. Pero, ¿somos capaces de soportar contratiempos? ¿por qué se pierden tanto los nervios en determinados momentos con los hijos? ¿Estamos fallando en algo o es comprensible? Aquí os dejamos algunas ideas para mejorar esta forma de vivir la vida tan importante:

1) UTILIZA TU EMPATÍA Y SENTIDO DEL HUMOR.

Muchos padres nos consultan por sus dificultades para mantener la calma por las mañanas, cuando hay que ir al cole, tú al trabajo y los niños no siguen el ritmo que les marcamos. Me gustaría que pudiéramos ver por unos instantes con ojos de niño. Tengo sueño… qué bonita hormiga en el suelo, ¿podré cogerla? ¿adónde va? Mamá, ¿por qué te enfadas? Si es preciosa… ¡Y llueve! Se me moja la cara… y hay un charco, voy a saltar… Mientras tu hijo está en esta disquisición entre las hormigas, tú estás pensando: madre mía, llego tarde… Y ahora se pone a llover, ahora se para, ¡venga, que no llegamos…! Y por supuesto, cada vez más nerviosos vosotros y más nervioso el niño… Luego todo más lento.

Los niños no entienden de prisas del mundo adulto (por lo menos, a determinadas edades), por lo que intenta prevenir estas situaciones dedicando el tiempo necesario, levantándote antes si es preciso y utilizando ejemplos de su mundo. Con sus muñecos, sus historias… Crea, imagina, respira hondo y sonríe. El humor será tu gran aliado para sobrevivir con éxito a situaciones complicadas.

2) OJO CON EL LENGUAJE QUE UTILIZAS PARA DIRIGIRTE A TI MISMO.

Existe una relación directa entre nuestros pensamientos y la emoción que nos produce. Por lo tanto, en situaciones críticas, una manera de mantener la calma sería modulando el lenguaje que usamos para dirigirnos a nosotros mismos. Cambia el no puedo más, no lo soporto, no puedo con ello, estoy cansadísima… Por, voy a estar tranquila, soy una buena madre, estamos aprendiendo los dos, esto va a pasar… No se trata de verlo todo de color de rosa, sino de utilizar un optimismo inteligente, que te permita ser más objetivo, realista y positivo. ¿Pero no lo estás soportando ya? Te aseguro que con el tiempo, aunque al principio no te lo creas del todo, se convertirá en costumbre y facilitará tu vida.

3) TÓMATE TU TIEMPO PARA RESPONDER O PARA ACTUAR.

Pensarás que esto es difícil a veces, la crianza requiere a veces de respuestas inmediatas. Pero fíjate, a los buceadores hay algo que se les dice en sus entrenamientos que me parece muy esclarecedor. Cuando tienen problemas con el oxígeno y están en situaciones límite, han de repetirse, PARA, PIENSA Y ACTÚA. A mí me gusta pensarlo. En determinadas circunstancias, respira hondo y reconduce la situación. Y, si pierdes los nervios (los padres de la vida real lo hacen) pide perdón. Es un ejercicio fantástico.

Pero sobre todo recuerda los momentos buenos con los hijos y disfrútalos todo lo que puedas. Aprende de su mirada de ver el mundo, es realmente excepcional comprobar cómo se fijan en determinadas cosas que para un adulto serían insignificantes. Y olvida de vez en cuando lo serio del mundo adulto, descubriendo un poquito del niño que llevas dentro.

¡Vota si te ha gustado!