El insomnio infantil es uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría, especialmente entre los 6 meses y los 5 años. Afecta no solo al bienestar del bebé, sino también al equilibrio emocional y la calidad de vida de toda la familia. Aunque puede parecer preocupante, en la mayoría de los casos no se trata de una enfermedad, sino de una consecuencia de hábitos inadecuados o procesos normales del desarrollo infantil.
¿Por qué no duerme mi bebé?
Entre las causas más comunes del insomnio infantil están:
- Inmadurez del ritmo circadiano: Los bebés no nacen con un “reloj biológico” definido. Esto significa que su sueño aún no se ajusta al día y la noche, lo que se traduce en despertares frecuentes.
- Ansiedad de separación: A partir de los 6-8 meses, los bebés desarrollan un fuerte vínculo con sus cuidadores. Por eso, al despertarse durante la noche, buscan esa presencia reconfortante para volver a dormir.
- Mala higiene del sueño: Cenar tarde, jugar de forma activa justo antes de acostarse, tener horarios irregulares o usar pantallas como la televisión o el móvil cerca de la hora de dormir, inhiben la producción natural de melatonina, la hormona que ayuda a conciliar el sueño.
Síntomas de un sueño no reparador
Cuando el sueño del bebé no es de calidad, suelen aparecer signos como:
- Irritabilidad constante
- Dificultad para despertarse o somnolencia excesiva durante el día
- Despertares nocturnos repetidos
- Rechazo al momento de irse a dormir
- Necesidad continua de la presencia de un adulto para conciliar el sueño
¿Qué puedes hacer para ayudarlo a dormir mejor?
- Establece rutinas claras: Una secuencia repetida cada noche (baño, cena ligera, cuento y a la cama) ayuda al bebé a anticipar que llega la hora de dormir.
- Crea un ambiente propicio: Silencio, oscuridad o una luz tenue, una temperatura agradable y una cuna confortable son claves para inducir el sueño.
- Evita pantallas y juegos intensos antes de dormir: La exposición a luz azul de móviles o tablets retrasa el sueño. Sustituye estos estímulos por actividades tranquilas como leer un cuento.
- Mantén horarios estables: Aunque parezca flexible dejar que el bebé duerma o despierte a distintas horas, esta irregularidad solo empeora el problema. Intenta mantener horarios fijos, incluso los fines de semana.
- Fomenta la autonomía para dormir: Si cada vez que se despierta necesita que lo arrullen o le den el pecho para dormir, aprenderá que no puede hacerlo solo. Poco a poco, es importante que aprenda a dormirse sin ayuda directa.
¿Y si necesita una ayuda extra?
En algunos casos, los padres buscan alternativas que ayuden a establecer un patrón de sueño saludable. Melamil® es un complemento alimenticio formulado específicamente para favorecer el inicio del sueño en los más pequeños. Contiene melatonina, una sustancia que ayuda a regular el ciclo sueño-vigilia. Su uso puede ser una opción adecuada en momentos puntuales, siempre que se utilice bajo supervisión pediátrica y como complemento a unos buenos hábitos de sueño.
El insomnio infantil suele tener solución con medidas sencillas basadas en rutinas y buenos hábitos. No se trata de dormir más, sino de dormir mejor. Si a pesar de todo los problemas persisten, es importante consultar con el pediatra para descartar causas médicas y valorar la incorporación de ayudas naturales.
