El sueño es una parte fundamental del desarrollo y bienestar de los bebés. La cantidad de horas de sueño necesarias varía significativamente según la edad. Los recién nacidos pueden necesitar entre 14 y 17 horas de sueño al día, incluyendo siestas. A medida que los bebés crecen, la cantidad de sueño requerida disminuye; los bebés de 4 a 11 meses necesitan aproximadamente 12 a 15 horas, mientras que los niños pequeños (1-2 años) requieren entre 11 y 14 horas de sueño.
Las 4 etapas del sueño infantil
El sueño de los bebés se divide en varias etapas, cada una con características únicas:
La etapa de adormecimiento
Esta es la transición del estado de vigilia al sueño. Durante esta fase, los bebés pueden parecer soñolientos, con los ojos entrecerrados y movimientos lentos. Es un período breve que dura solo unos minutos.
El sueño ligero
En esta etapa, el sueño del bebé es más superficial. Pueden moverse un poco, hacer ruiditos o incluso despertarse fácilmente. Es común que los bebés pasen bastante tiempo en esta fase, especialmente al principio de la noche.
El sueño profundo
Durante el sueño profundo, el bebé está más quieto y respira de manera más regular. Esta fase es crucial para el descanso reparador y el desarrollo cerebral. Es menos probable que los bebés se despierten durante esta etapa.
La etapa del despertar
Al final de cada ciclo de sueño, los bebés pueden entrar en una fase de sueño ligero o despertar completamente. Es normal que los bebés se despierten varias veces durante la noche, ya que sus ciclos de sueño son más cortos que los de los adultos.
Tips para ayudar a que el niño duerma más
Para promover un sueño reparador y ayudar a que tu bebé duerma más y mejor, considera estos consejos:
- Establecer una rutina de sueño: La consistencia en las rutinas de sueño y vigilia ayuda a regular el reloj biológico del bebé, facilitando el descanso nocturno.
- Crear un ambiente propicio para dormir: Una habitación tranquila, oscura y con una temperatura confortable es ideal para promover el sueño.
- Limitar la estimulación antes de dormir: Evitar juegos activos y pantallas electrónicas antes de la hora de dormir puede ayudar a calmar al bebé.
- Leer cuentos antes de dormir: Incorporar cuentos para dormir como parte de la rutina nocturna puede ser muy beneficioso. Leerle a tu bebé no solo fortalece vuestro vínculo, sino que también ayuda a calmarlo y prepararlo para un sueño reparador.
- Atender las necesidades básicas: Asegurarte de que el bebé no tenga hambre ni necesite un cambio de pañal antes de acostarlo puede prevenir despertares nocturnos.
Fomentar buenos hábitos de sueño desde una edad temprana es esencial para el desarrollo saludable de los bebés. Con paciencia y consistencia en la aplicación de estos consejos, tanto los bebés como los padres pueden disfrutar de noches más tranquilas y reparadoras.
¿Por qué es muy importante tener una rutina de sueño establecida?
Tener una rutina de sueño establecida es crucial porque ayuda a sincronizar el reloj biológico del cuerpo, facilitando un descanso nocturno más eficiente y reparador. Esta regularidad mejora la calidad del sueño, reduce el tiempo necesario para conciliarlo y minimiza los despertares nocturnos. Además, una rutina constante de sueño y vigilia refuerza los patrones saludables de sueño a largo plazo, contribuyendo al bienestar emocional, mental y físico. Para los niños, en particular, establecer hábitos de sueño sólidos es fundamental para su desarrollo y funcionamiento diario.