Chimichurri. Solo con leer la palabra ya me viene el olor a brasas, a carne recién hecha, a sobremesa larga con familia y amigos. Soy argentina de origen, y os puedo asegurar que no hay asado en donde falte el chimichurri, ni uno solo. Es como el pan en la mesa: no se pregunta si se pone, se pone y punto. Y no solo con carne, ojo. También va genial con salchichas (si no has probado el choripán no sabes lo que te pierdes), empanadas, incluso sobre unas patatas asadas. Cada casa tiene su versión, su toque secreto… y sí, todo el mundo jura que la suya es la mejor.
Lo curioso del chimichurri es que, a pesar de ser tan típico argentino, su nombre parece salido de cualquier sitio menos de allí. Hay muchas teorías, algunas más disparatadas que otras. Una de las más repetidas dice que viene de “Jimmy’s curry”, un condimento que pedía un comerciante inglés a los criollos allá por el siglo XIX. Otra habla de que es una deformación del “che-mi-salsa” o de alguna mezcla en guaraní e inglés. Nadie lo sabe con certeza, pero lo que sí está claro es que el nombre suena raro… y se queda. Y claro, una vez que lo pruebas, también se te queda el sabor.
En Argentina, el chimichurri es mucho más que una salsa. Es parte de la cultura del asado, que ya de por sí es todo un ritual. Se prepara con tiempo, se deja reposar, y siempre se hace en cantidad, como si de repente fueran a aparecer veinte personas más en casa. Lo típico, ¿verdad? Y aunque algunos le dan un toque picante y otros lo prefieren suave, hay ingredientes que no pueden faltar. Enseguida te los cuento bien, para que lo puedas hacer en casa como lo hacemos allá.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de chimichurri argentino
Ingredientes
- 1/4 taza de agua tibia
- 1/2 taza de vinagre blanco
- 1 taza de aceite de girasol
- 2 dientes de ajo
- 1 buen puñado de perejil fresco
- 2 cucharadas de orégano seco
- 1 cucharadita de guindilla seca molida (en Argentina usamos ají molido)
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 cucharadita de sal
- Pimienta negra molida, al gusto
Cómo hacer chimichurri clásico
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Primero, vamos a hidratar el orégano y el ají molido. En un bol pequeño, colocamos el orégano seco, el ají molido y la sal. Añadimos el agua tibia y dejamos reposar durante unos 10 minutos. Este paso ayuda a que las especias liberen todo su sabor y aroma.
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Mientras tanto, pelamos y picamos finamente los dientes de ajo. También lavamos y picamos el perejil fresco, asegurándonos de que esté bien seco antes de cortarlo para evitar que se marchite.
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En un recipiente más grande, mezclamos el ajo y el perejil picados. Añadimos el pimentón dulce y un poco de pimienta negra molida al gusto. Mezclamos bien para que los sabores se integren.
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A continuación, incorporamos la mezcla de orégano y ají que habíamos hidratado previamente. Removemos todo con una cuchara de madera hasta que los ingredientes estén bien combinados.
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Finalmente, vertemos el vinagre de alcohol y el aceite de girasol en la mezcla. Removemos nuevamente hasta obtener una salsa homogénea. Es importante probar y ajustar la sal y la pimienta según nuestro gusto personal.
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Una vez listo, dejamos reposar el chimichurri durante al menos 2 horas a temperatura ambiente para que los sabores se asienten y se potencien. Si lo preparamos con antelación, podemos guardarlo en un frasco hermético en la nevera, donde se conservará perfectamente durante varios días.

Consejos para un chimichurri perfecto
- Lo primero que hay que tener claro es que el chimichurri no se come recién hecho. Sí, se puede usar al momento, pero el sabor mejora muchísimo si lo dejas reposar unas horas. Lo ideal es prepararlo con tiempo y dejarlo que macere bien. A partir de las 2 horas ya empieza a estar bueno, pero al día siguiente está aún mejor, de verdad.
- Para conservarlo bien durante varios días en la nevera, lo mejor es guardarlo en un tarro de cristal bien limpio, a ser posible esterilizado con agua caliente. Cuando ya tienes el chimichurri preparado, lo metes en el bote y te aseguras de que los ingredientes sólidos estén bien cubiertos por el aceite de girasol. Esto evita que entre aire y se estropee antes de tiempo.
- Y muy importante: no metas cucharas mojadas ni sucias en el tarro. Usa siempre cucharas secas y limpias, porque si no, puede estropearse mucho más rápido. Si sabes que vas a usarlo en varias comidas, lo ideal es sacar solo la cantidad justa que necesites y no estar abriendo y cerrando el bote cada vez.
- Otra opción útil es preparar un “chimichurri seco”, es decir, solo con las especias bien mezcladas, sin líquidos. Lo guardas en un frasco y cuando quieras usarlo, le añades el vinagre y el aceite en el momento. Esto viene genial si te apetece llevarlo de viaje, tener una reserva lista o incluso hacer un regalo casero.
- Ah, y si te pasas con el picante (que puede pasar fácilmente si usas guindilla seca), puedes arreglarlo añadiendo un poco de azúcar o incluso unas gotas de limón. Así se equilibra sin quitarle fuerza al sabor.
Cómo usar el chimichurri (y no solo en asados)
Lo más típico, como ya imaginarás, es usar el chimichurri con carne a la parrilla. Da igual si es un entrecot, un churrasco, un costillar o un chorizo criollo. Un buen chimichurri por encima, y ya tienes media comida solucionada. Y si te gusta mojar el pan, prepárate, porque cuando sobra un poco en el plato… ahí va directo el pan.
También queda de lujo con pollo asado o a la plancha. Si el pollo está un poco soso o seco, un par de cucharadas de chimichurri encima le cambian totalmente la cara. Y ojo, que con pescados a la parrilla, como una dorada o una lubina, también puede funcionar si lo usas con moderación.
Otra forma menos conocida de usarlo es como aderezo para verduras asadas. Calabacines, berenjenas, pimientos… todo eso cortado en tiras, asado al horno o en sartén, y luego rociado con chimichurri. Una locura. También va genial en una ensalada de legumbres, sobre todo con lentejas o garbanzos fríos.
Ah, y si haces bocadillos o sandwiches, prueba a ponerle una cucharada dentro. Con un filete, con queso, incluso con tortilla. Le da un punto ácido y especiado que sorprende un montón. Es el típico truco que nadie espera y todos te preguntan qué lleva.
En Argentina incluso lo usamos como base para una especie de vinagreta. Mezclas una cucharada de chimichurri con más aceite y un poco más de vinagre, y tienes un aliño buenísimo para ensaladas. Así que no lo encasilles solo en los asados. Si te sobra, no lo tires ni lo olvides en la nevera. Es una salsa que se adapta a un montón de platos.
Si te gusta darle un toque especial a tus platos, no puedes dejar de probar otras salsas que también son un clásico en sus cocinas. El pico de gallo, por ejemplo, es una salsa fresca mexicana hecha con tomate, cebolla, cilantro y lima, perfecta para darle vida a tacos, carnes o simplemente para mojar con totopos. La salsa pesto, originaria de Italia, mezcla albahaca fresca, piñones, ajo y queso parmesano, y es ideal para pasta, ensaladas o incluso como untar en pan. Y qué decir del guacamole, esa crema suave y llena de sabor a base de aguacate, limón, cebolla y cilantro, imprescindible en la cocina mexicana y genial para acompañar desde nachos hasta carnes a la plancha.