Las costillas a la barbacoa son de esos platos que siempre triunfan en casa, da igual si es un domingo tranquilo o una comida con amigos. Tienen ese punto jugoso, un sabor intenso gracias a la salsa y, claro, ese toque que hace que todos terminen chupándose los dedos.
A mí me pasa que cuando preparo costillas al horno con salsa barbacoa, los peques ya vienen curioseando por la cocina en cuanto huele la salsa calentándose. Lo típico: “mamá, ¿ya están?”. Y la verdad, no hay nada más agradecido que ver cómo disfrutan de algo tan sencillo de preparar.
Además, no necesitas una barbacoa enorme en el jardín para hacerlas bien. Con un buen horno, un marinado sabroso y un poco de paciencia, puedes conseguir unas costillas con salsa barbacoa espectaculares, muy al estilo americano, pero con ese toque casero que tanto nos gusta.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de costillas a la barbacoa
Ingredientes
- 1,5 kg de costillas de cerdo
- 200 g de kétchup
- 200 g de tomate frito o salsa de tomate
- 2 cucharadas de vinagre de manzana
- 2 cucharadas de mostaza de Dijon
- 2 cucharadas de miel
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1 cucharada de salsa Perrins (salsa Worcestershire)
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 pizca de pimienta negra molida
Cómo hacer costillas de cerdo a la barbacoa
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Lo primero es preparar la salsa barbacoa casera. En un cazo mezcla el kétchup con el tomate frito, añade el vinagre de manzana, la mostaza de Dijon, la miel, el azúcar moreno, la salsa Perrins, el pimentón dulce y una pizca de pimienta negra. Ponlo a fuego medio-bajo y remueve de vez en cuando para que no se pegue. En unos diez minutos tendrás una salsa espesa y con un aroma potente que será la base de las costillas.
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Mientras la salsa se va enfriando un poco, enciende el horno a 180 ºC, calor arriba y abajo. Coloca las costillas en una bandeja amplia, con el hueso hacia abajo, y píntalas con una buena capa de la salsa barbacoa que acabas de hacer. No las bañes del todo, reserva la mayor parte para ir añadiendo durante la cocción.
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Mete la bandeja en el horno y deja que se hagan despacio durante unos 60 minutos. A mitad de este tiempo, saca la bandeja, dales la vuelta y vuelve a pintarlas con más salsa. Este paso es importante porque así las costillas se cocinan de forma uniforme y van cogiendo ese tono dorado que las hace tan apetecibles.
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Cuando ya estén tiernas, sube la temperatura del horno a 220 ºC y pinta otra vez las costillas con la salsa que quede. Déjalas cinco minutos más para que se caramelicen bien por fuera. Sácalas y espera un par de minutos antes de cortarlas, porque así los jugos se asientan y la carne queda todavía más jugosa.

Consejos para hacer costillas a la barbacoa
- Marinar con tiempo: aunque esta receta se puede hacer pintando directamente las costillas con la salsa, si tienes unas horas de margen merece la pena dejarlas reposar con la salsa barbacoa desde la noche anterior en la nevera. Así la carne absorbe mejor el sabor y queda mucho más intensa.
- Controlar la temperatura del horno: no subas la temperatura al principio porque lo único que conseguirás es que la salsa se queme antes de que la carne esté tierna. Lo ideal es mantener una cocción lenta y uniforme a 180 ºC, y solo al final subir fuerte para caramelizar.
- Usar papel de aluminio al inicio: si quieres unas costillas especialmente tiernas, puedes cubrir la bandeja con papel de aluminio durante la primera hora de cocción. Esto mantiene la humedad y ayuda a que la carne se despegue sola del hueso. Después se retira el papel y se termina de dorar.
- Conservar en la nevera: si te sobran costillas, guárdalas en un recipiente hermético con un poco de salsa barbacoa extra por encima. Aguantan en la nevera unos tres días sin problema y se pueden recalentar en horno suave o en microondas, aunque en el horno quedan mejor.
- Congelar las costillas a la barbacoa: también se pueden congelar una vez cocinadas. Lo ideal es envolver las raciones ya frías en film transparente y meterlas en bolsas de congelación. Para disfrutarlas después, basta con descongelarlas en la nevera de un día para otro y calentarlas en el horno a temperatura baja para que recuperen textura.
Cómo acompañar las costillas a la barbacoa
Las costillas barbacoa son un plato muy sabroso por sí solo, pero siempre lucen más cuando se acompañan bien. Una opción clásica son las patatas, ya sea en gajos al horno, fritas o incluso un puré casero cremoso. La combinación de la salsa barbacoa con el sabor suave de la patata es de las que nunca falla.
Otra guarnición que funciona de maravilla es la ensalada fresca. Puede ser algo simple como lechuga, tomate y cebolla, o una ensalada de col estilo americano (coleslaw), que aporta un contraste crujiente y un punto de acidez que equilibra la grasa de la carne. Si prefieres algo más ligero, también va bien una ensalada verde con un aliño sencillo de aceite y vinagre.
El pan tampoco puede faltar, sobre todo uno con buena corteza que sirva para mojar la salsa que queda en el plato. Y si quieres algo distinto, puedes preparar un pan de ajo casero.
Si sobra carne, no la desperdicies. Deshuesa las costillas y guárdalas ya desmenuzadas con un poco de salsa. Al día siguiente puedes preparar bocadillos, pizzas caseras con carne barbacoa o incluso añadirla a unos macarrones gratinados. Es la típica sobra que da mucho juego y que suele gustar incluso más al recalentarse.
Bueno, preparar unas costillas a la barbacoa en casa no es tan complicado como parece y, la verdad, merece la pena. Entre la carne tierna, la salsa casera y las guarniciones que elijas, es un plato que siempre queda bien y que hace que todos se reúnan alrededor de la mesa. Si te sobra, ya sabes, un poco de imaginación y puedes aprovecharla al día siguiente sin que pierda sabor.
¡Así que anímate a prepararlas! Seguro que se convierten en una de esas recetas que repites cada cierto tiempo, porque gusta a grandes y pequeños y siempre deja buen recuerdo.
Si además de las costillas a la barbacoa buscas otras recetas con carne de cerdo, no puedes dejar de probar el pulled pork, un clásico de la cocina estadounidense en el que la carne se cocina a fuego lento hasta quedar tan tierna que se deshilacha fácilmente y se suele servir en bocadillos con salsa barbacoa.
El estofado de cerdo con patatas, un plato casero y reconfortante en el que la carne se guisa lentamente junto a patatas y verduras hasta lograr un sabor profundo y muy hogareño; y las carrilleras al vino tinto, una receta tradicional en la que esta pieza melosa del cerdo se cocina despacio en una salsa de vino que le aporta un sabor intenso y elegante, ideal para ocasiones especiales.