El flan de queso siempre ha sido uno de esos postres que no pueden faltar en mi casa. Te confieso que a mí casi me gusta más que el flan de huevo tradicional, porque tiene esa textura tan suave y cremosa, y el sabor del queso le da un toque distinto que lo hace único.
Normalmente lo preparo con queso para untar, el típico que todos tenemos en la nevera. Pero cuando quiero que quede extra cremoso y con una textura aún más delicada, uso queso mascarpone. La diferencia se nota, y mucho —queda tan suave que casi se deshace en la boca. Si tienes la oportunidad de probarlo así, te lo recomiendo totalmente.
Si nunca has probado a hacer un flan de queso casero, te animo a que lo intentes. No te preocupes si no eres un experto en la cocina, porque te voy a guiar paso a paso para que te salga perfecto. Además, te contaré algunos truquillos para que el flan quede suave y cremoso. ¡Vamos a ello!
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de flan de queso tradicional
Ingredientes
- 200 g de queso para untar (tipo Philadelphia)
- 500 ml de leche
- 4 huevos
- 125 g de azúcar
- 1 vaina de vainilla (o 1 cucharadita de esencia de vainilla)
Para el flan
- 125 g de azúcar
- 2 cucharadas de agua
Para el caramelo
Cómo hacer flan de queso fácil
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Lo primero que tienes que hacer es preparar el caramelo. Pon el azúcar con el agua en un cazo a fuego medio. Simplemente deja que el azúcar se derrita poco a poco, moviéndolo de vez en cuando. Verás que se va convirtiendo en un líquido dorado.
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Cuando el caramelo esté listo, viértelo con cuidado en el fondo de los moldes (o molde si prefieres hacerlo en un único molde grande). Deja que se enfríe mientras preparas el flan.
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Calienta los 500 ml de leche en un cazo junto el azúcar y la vaina de vainilla (si usas esencia de vainilla, añádela después). Si usas vaina, abre la vaina por la mitad y raspa las semillas para que se mezclen con la leche. Cuando rompa a hervir, retírala del fuego y deja templar.
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En un bol grande, bate los 4 huevos. Luego, añade el queso para untar y sigue batiendo hasta que se integre bien.
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Vierte poco a poco la leche colada en la mezcla de huevos y queso crema, batiendo constantemente para que todo se integre bien. Asegúrate de que no haya grumos. La mezcla tiene que quedar suave y homogénea.
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Vierte la mezcla en los moldes sobre el caramelo. Coloca los moldes en una bandeja con agua caliente (esto es para hacer un baño maría).
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Mete el flan en el horno precalentado a 180°C y hornea durante unos 50-60 minutos. Sabes que está listo cuando está firme al tacto pero aún ligeramente tembloroso en el centro.
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Una vez fuera del horno, retira de la bandeja con agua y deja que el flan se enfríe completamente a temperatura ambiente antes de meterlo en la nevera.
Tiene que terminar de cuajar en la nevera, por lo menos 4 horas, aunque te recomiendo hacerlo de un día para el otro. Para desmoldar puedes pasar cuchillo alrededor de los bordes para que se despegue con facilidad.

Consejos para hacer un flan de queso perfecto
- Cuidado con el caramelo: Es importante no apresurarse al hacer el caramelo. Déjalo a fuego medio y vigilado. Si lo dejas demasiado tiempo en el fuego, puede amargar, así que no te alejes mucho de la sartén mientras lo haces. Y cuando lo viertas en el molde, ten mucho cuidado porque puede estar muy caliente. Si te sale algo de caramelo por los bordes, no pasa nada, pero no te quemes.
- Temperatura de la leche: La leche debe estar tibia, no caliente. Si la leche está demasiado caliente, puede hacer que los huevos se coagulen y, en lugar de tener un flan suave y cremoso, tendrás una textura extraña. Si usas vaina de vainilla, asegúrate de retirarla antes de mezclarla con los huevos. Eso sí, no olvides raspar las semillas de la vaina y añadirlas a la leche.
- Horneado a baño maría: Este es el truco para conseguir la textura suave y sin burbujas. Asegúrate de que el agua del baño maría esté caliente, pero no hirviendo. Si el agua entra en el molde, no pasa nada, pero asegúrate de que el molde no se mueva demasiado. Puedes poner un paño de cocina en la bandeja para evitar que el molde se deslice.
- Cocción en microondas: Una opción rápida es cocinar este flan de queso fácil en el horno microondas. Te dejo todas las instrucciones en el vídeo:
- Tiempo de cocción: Cada horno es un mundo, por lo que te recomiendo vigilar el flan hacia el final de la cocción. Si ves que se mueve demasiado en el centro, déjalo unos minutos más, pero sin pasarte de tiempo para evitar que se seque o se sobrecocine.
Cómo acompañar el flan de queso
El flan de queso es delicioso por sí solo, pero si quieres darle un toque extra, puedes acompañarlo con algunas frutas frescas como fresas, arándanos o frambuesas, que aportan una acidez que combina muy bien con la suavidad del flan. Si te gusta lo más dulce, una mermelada de frutas rojas o de ciruela le puede dar un toque de color y sabor. Y si eres un amante del caramelo, siempre puedes añadir una capa extra de caramelo por encima o incluso caramelizar un poco de azúcar sobre el flan con un soplete para crear una capa crujiente.
Bueno, ya ves, preparar un flan casero de queso es más fácil de lo que parece. Si sigues los pasos y trucos que te he dado, seguro que te sale perfecto. Además, es un postre que nunca pasa de moda y que puedes hacer para cualquier ocasión. Ya sea una comida en familia, una merienda con amigos o simplemente porque te apetece un postre delicioso, este flan es siempre un acierto.
Espero que disfrutes tanto preparándolo como comiéndolo. ¡Nos leemos pronto y a disfrutar de este flan tan cremoso!
Si te gustan los postres con textura cremosa, no puedes dejar de probar la panna cotta, un dulce italiano sedoso que se derrite en la boca, ideal para los amantes de los sabores suaves y la vainilla.
Si eres fan de los postres clásicos, el arroz con leche es una receta tradicional que nunca falla, con arroz tierno y una crema de leche perfumada con canela y limón. Para los más atrevidos, te recomiendo la goxua vasca, un postre originario del País Vasco que combina capas de crema pastelera, bizcocho y nata montada en un solo bocado delicioso. Y si prefieres algo más sencillo, las natillas siempre son una opción ganadora, con su sabor a vainilla y una textura suave que siempre gusta tanto a grandes como a pequeños.