Un grupo de mamás nos ha demandado escribir sobre las “peleas” entre hermanos, por lo que comenzamos una reflexión sobre cómo podría ser nuestra aportación sobre un tema tan importante. Para ello comencé a pensar sobre mi experiencia en la consulta y empecé a ser consciente de la cantidad de niños y familias que sufren por las rencillas entre los hermanos. Los niños por sentirse en inferioridad de condiciones muchas veces y los padres por la sensación de estar todo el día intentando mantenerlos en calma.

Pero, ¿cómo fomentar como padres una relación de colaboración y complicidad entre los hijos? ¿Se podrían evitar las peleas de hermanos? Aquí van algunas recomendaciones:

Cómo debemos actuar los padres en las peleas entre hermanos

1)    RESPETA LA INDIVIDUALIDAD DE CADA HIJO. Lo primero y más importante sería desterrar el mito que a los hijos hay que tratarlos por igual. ¿De dónde habremos sacado esto? ¿Es que acaso vuestros hijos son iguales? Y en este aspecto vamos a detenernos porque es crucial. Cada uno de ellos tiene algo que les hace especiales para ti, que les hace diferentes; y además un momento evolutivo por su edad y por lo que está pasando en sus vidas.  Por lo tanto, muchas normas, maneras de actuar… han de ser revisadas. Os ilustro con un ejemplo para que podáis ser conscientes. Un niño entrando en la adolescencia necesitaría por ejemplo empezar a salir con amigos, mientras que el pequeño todavía no está preparado para ello. ¿Es una norma injusta? Claramente no, sin culpas para los padres. Uno está preparado y el otro no. Por lo que párate a ver cómo es cada hijo, intenta entenderlo e intenta ofrecer lo que necesita en cada momento.

2)    LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS ES INEVITABLE. Algo muy frecuente es que uno imagina que “darle un hermano al hijo” va a ser maravilloso, van a jugar, compartir… Lo que quizás no tenías tanto en la cabeza es que tener hermanos también produce cierta pérdida, la atención se divide, mamá y papá están más ocupados, al principio no podemos compartir… Y algo más, rivalizamos en nuestras capacidades, aptitudes, juegos… A ver quién es más y mejor. Esto que nos puede traer de cabeza, es un aprendizaje para los niños. Las relaciones con los iguales llevan cierta dosis de conflicto.

3)    PRESTA ATENCIÓN DE CALIDAD A CADA HIJO. El origen de muchísimas peleas entre hermanos tiene su origen en la necesidad de miradas por parte de sus padres. En esto podemos ser más precisas, presta al mayor la atención que merece. En algún momento del día siéntate con él/ella, pregúntale, mímale, abrázale… Y no le pidas que sea mayor o deje de ser niño, porque no lo es. Por lo tanto dedica atención afectuosa y un mínimo de espacio privado a cada uno.

4)    PERMÍTELES QUE RESUELVAN SUS CONFLICTOS DE LA FORMA MÁS AUTÓNOMA POSIBLE. Muchos padres me preguntan, ¿y si se están pegando?. Bueno, si esto ocurre los separas evidentemente, pero después pregunta, ¿qué ha pasado?. Los niños necesitan aprender a resolver sus diferencias, poner palabras a sus emociones, negociar… y en la familia es donde se comienza con el proceso. Te entrarán ganas de decir no pegues a tu hermano/a o he visto que le dabas una patada… No tomes partido, deja que entre ellos surjan emociones de compasión, consuelo, complicidad.

5)    LA TAN TEMIDA COMPARACIÓN. Esto que todos sabemos en la teoría cómo cuesta a veces en la práctica. A veces los mayores se ponen más “bebés”, ¿qué nos están diciendo? Pues que necesitan atención emocional, nada más. El discurso, “tú que eres el mayor, da ejemplo” no ayuda de nada. Ponle nombre a lo que dice, ¿te apetece jugar a los bebés conmigo?. Y recuerda que cada uno somos diferentes y especiales en algo, todos tenemos virtudes y debilidades.

6)    PREGÚNTATE, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO PARA QUE PELEEN TANTO?. La idea de que “les encanta pelear” no tiene mucho sentido. Detrás de cada pelea hay ciertas dosis de sufrimiento, por lo que dirige la atención a ti, como madre o como padre y pregúntate qué está pasando en tu relación de pareja, en tu relación con cada uno de tus hijos, en tu estado emocional… Muchas veces los niños representan con sus rencillas aspectos de la relación familiar.

Esperamos que nuestras ideas puedan arrojar algo de luz sobre vuestras relaciones familiares y que os hagan pensar… Y si podéis cambiar algo, mejor que mejor :-)

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