El calabacín a la plancha es de esas cosas que haces casi sin pensar. Un calabacín, una sartén caliente y poco más. Yo lo preparo a menudo porque no da pereza ninguna y va bien con todo. Y si encima le echas un buen aceite de oliva y un poco de sal gorda… ya está, no necesitas más.
Hay días que no tienes ni ganas de cocinar, ¿no? Pues esto te saca del apuro. Lo cortas en rodajas, lo echas a la plancha y en cinco minutos tienes una guarnición sana que queda muy vistosa, sobre todo si pillas esos calabacines verdes brillantes, de los buenos.
Y lo mejor es que puedes tunearlo un poco según lo que tengas por casa. A veces le pongo menta, otras un toque de limón o ajo picado… pero eso ya va en gustos. Vamos a ver cómo hacerlo bien, que aunque parezca fácil, tiene su truco para que no quede blando o sin gracia.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Cómo hacer calabacín a la plancha
Ingredientes
- 1 o 2 calabacines medianos
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal gorda o en escamas
- Pimienta negra molida
- Unas gotas de zumo de limón
- Ajo picado muy fino o en polvo
- Hierbas frescas: perejil, menta o albahaca
- Guindilla o un poco de pimienta rosa si te gusta el picante
- Unas escamas de queso parmesano por encima al final (queda brutal)
Opcionales para darle alegría
Cómo hacer calabacines a la plancha
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Para preparar el calabacín a la plancha, lo primero es lavar bien los calabacines bajo el grifo. Sécalos con un paño limpio o un papel de cocina, que no queden mojados porque si no, al ponerlos en la sartén, soltarán mucha agua y se cocerán en lugar de dorarse.
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Después corta el calabacín en rodajas de un grosor de medio centímetro más o menos. Si te gusta que queden un poco más crujientes, puedes hacerlas algo más finas, pero procura que todas tengan un tamaño parecido para que se cocinen de forma uniforme.
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Pon una sartén o una plancha a fuego medio-alto y deja que se caliente bien antes de echar nada. Mientras tanto, pinta las rodajas de calabacín con un poco de aceite de oliva por los dos lados. Así conseguirás que se doren y no se queden pegadas.
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Cuando la sartén esté bien caliente, coloca las rodajas en una sola capa, sin amontonarlas. Déjalas 4-5 minutos por cada lado, hasta que veas que aparecen las marcas de la plancha y están tiernas pero no blandurrias.
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Sácalas a un plato y échales sal gorda y un poco de pimienta recién molida. Aquí es donde puedes añadir el ajo picado, un chorrito de limón o las hierbas que prefieras. Todo esto se lo pones al final, cuando aún están calientes, para que cojan bien el sabor.
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Y ya está, no tiene más misterio. Con estos pasos te quedan unos calabacines con buena textura y sabor, listos para acompañar lo que quieras.
Consejos para un calabacín a la plancha perfecto
- Usa calabacines frescos y firmes. Si están muy maduros o blandos, sueltan más agua y quedan un poco fofos.
- Si quieres que se doren bien, calienta mucho la sartén o la plancha antes de ponerlos. No tengas prisa por darles la vuelta.
- No los amontones. Mejor hacerlos en dos tandas si hace falta. Si los pones todos juntos, se cuecen.
- Puedes cortar los calabacines en rodajas en diagonal. Así quedan más grandes y con una presentación un poco más vistosa.
- Si te apetece un punto diferente, añade un chorrito de vinagre balsámico justo al sacarlos. Le da un sabor bastante rico.
- Para guardarlos, mételos en un táper cerrado y consúmelos en 1 o 2 días. También están ricos fríos.
- Si quieres darles un poco de alegría, espolvorea queso rallado o semillas de sésamo justo antes de servir.
Cómo acompañar el calabacín a la plancha
Una opción muy simple es ponerlo al lado de una pechuga de pollo o un filete a la plancha. No necesita más. El calabacín le da ese punto fresco que equilibra si la carne es más seca. Si eres más de pescado, va genial con salmón, dorada o incluso con unas sardinas si estás en modo verano.
También puedes hacer una tosta rápida. Pan rústico tostado, un poco de queso tipo ricotta o de cabra, unas rodajas de calabacín encima y un chorro de aceite de oliva. Le pones unas hojas de albahaca y queda muy bien, tanto para ti como si tienes invitados.
Si eres más de platos fríos, el calabacín a la plancha va de lujo en una ensalada templada. Lo mezclas con tomate, hojas verdes, algo de atún o huevo duro y te queda un plato completo. Incluso puedes añadir arroz, quinoa o cuscús y tienes un plato único, ligero y sin mucha historia.
Y si estás con el chip vegetal total, combínalo con otras verduras a la plancha: pimientos, berenjena, cebolla… y lo aliñas todo con limón, aceite y un poco de comino o pimentón. Muy fácil y muy resultón.
Bueno, pues ya ves que el calabacín a la plancha no tiene mucho secreto, pero justo por eso es tan útil. Es una de esas recetas que conviene tener siempre en la recámara, porque tiras de ella en cualquier momento y te saca del apuro. Y si además te gusta comer ligero o simplemente variar un poco las verduras, te va a encajar seguro.
Espero que lo pruebes, y si un día te animas a versionarlo con lo que tengas por casa, ya verás cómo no hay manera de aburrirse del calabacín.
Si te gusta el calabacín, no puedes dejar de probar el calabacín rebozado, una forma crujiente y deliciosa de disfrutar esta verdura; los calabacines rellenos, perfectos para una comida completa y sabrosa; los palitos de calabacín, ideales como snack saludable o aperitivo; la crema de calabacín, reconfortante y ligera para cualquier época del año; o incluso la pizza de calabacín, una alternativa original y baja en carbohidratos a la pizza tradicional.
