Los calamares a la romana son de esas cosas que, cuando están bien hechas, no necesitan nada más. Solo hace falta un poco de limón, una caña bien fría y ganas de disfrutar. Lo típico, ¿no? Crujientes por fuera, tiernos por dentro… en fin, lo que se espera, pero que no siempre se consigue.
No sé si te ha pasado, pero muchas veces pides una ración y te llega algo chicloso, duro, o todo lo contrario: rebozado pastoso y calamar que casi ni se nota. Y mira que parece fácil, pero pillarle el punto tiene su truco. Por eso merece la pena hacerlos en casa con una buena receta de calamares a la romana.
Aquí vamos a prepararlos al estilo clásico, como los de toda la vida, pero con algún toque que funciona muy bien para que salgan tiernos y con el rebozado perfecto. Nada de complicarse la vida, ni ingredientes raros. Solo cuatro cosas bien hechas. Vamos a ello.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de calamares a la romana
Ingredientes
- 500 g de calamares
- 100 g de harina de trigo + harina para enharinar
- 1 huevo
- 100 ml de leche
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- Sal al gusto
- Aceite de oliva virgen extra
- Limón (opcional, para servir)
Calamares a la romana
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Lo primero es limpiar bien los calamares. Si ya los compras limpios, eso que te ahorras. Si no, toca quitarles la piel, separar las patas y retirar la pluma que tienen dentro, que es como una especie de plástico transparente. Enjuágalos con agua fría y sécalos muy bien con papel de cocina. Este paso es clave: si están húmedos, el rebozado no agarra bien.
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Corta los calamares en anillas de un dedo de grosor más o menos, o como te gusten a ti. A mí me gustan que no sean ni muy finas ni muy gruesas, para que se hagan rápido pero no queden secos.
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Ahora toca preparar la masa del rebozado. En un bol mezcla el huevo, la leche, un poco de sal y la media cucharadita de bicarbonato. Bate eso bien y luego añade la harina poco a poco, removiendo con un tenedor o unas varillas hasta que quede una mezcla espesa, tipo papilla. Si ves que te queda demasiado líquida, puedes añadir un pelín más de harina. La cosa es que al meter el calamar se quede bien cubierto, sin que gotee demasiado.
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Pon una sartén al fuego con bastante aceite. Tiene que cubrir bien los calamares para que se frían de forma uniforme. El aceite debe estar caliente, pero no humeando. La temperatura ideal es 175°C. Si no tienes termómetro de cocina, echa una gotita de la masa: si sube rápido y burbujea, está listo.
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Pasa primero las anillas de calamar por harina y sacude para retirar el exceso. Luego pásalas por la mezcla del rebozado y mételas en la sartén con cuidado.
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No pongas muchas de golpe, que si no baja la temperatura del aceite y se quedan aceitosas. Fríelas durante 1-2 minutos por cada lado, hasta que estén doraditas.
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Cuando estén listas, sácalas a un plato con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite. Y ya está. Puedes ponerles un poco de sal por encima justo al sacarlas, o dejarlas tal cual y que cada uno se las apañe con el limón.
Consejos para unos calamares a la romana perfectos
- Elige buenos calamares: frescos si puedes, o congelados de buena calidad. Los pota o anillas ya preparadas suelen salir más duros y con menos sabor.
- Sécalos bien antes de rebozar. El agua es enemiga del rebozado. Si están mojados, la masa resbala o queda aguada.
- No te pases con la sal en la mezcla, mejor rectificar al final. El calamar ya tiene un punto salino natural.
- El bicarbonato es tu aliado: con solo media cucharadita consigues un rebozado más aireado y suave, sin necesidad de levadura.
- Temperatura del aceite: ni muy baja ni muy alta. Entre 170 °C y 180 °C es lo ideal. Si no tienes termómetro, prueba con una gota de masa, como decíamos antes.
- Fríe en tandas pequeñas, sin llenar la sartén. Si pones demasiados a la vez, el aceite se enfría y te saldrán blandurrios.
- No los frías demasiado tiempo, que el calamar se endurece. En cuanto estén doraditos, fuera.
- No prepares la masa con mucha antelación. Lo ideal es hacerla justo antes de freír, para que el bicarbonato no pierda efecto.
Cómo acompañar los calamares a la romana
Mira, los calamares a la romana se comen solos perfectamente, pero si los quieres disfrutar a tope, lo suyo es acompañarlos con algo fresquito para beber y alguna salsa sencilla. Lo típico es ponerles un chorrito de limón recién exprimido por encima, pero también van de lujo con un poco de salsa tártara, de alioli suave, o incluso una mayonesa casera con ajo. Si los haces para picar, con una caña o un vermut ya tienes el plan hecho.
También se prestan mucho a ir dentro de un bocadillo de calamares con pan crujiente, tipo bocata de calamares de bar, que si lo pruebas bien hecho, engancha. Otra opción es servirlos como parte de un plato más completo, con una buena ensalada de tomate o unas patatas fritas caseras, que ahí ya tienes una comida entera montada. Vaya, que aunque parezcan simples, dan mucho juego.
Bueno, pues ya ves que hacer calamares a la romana en casa no tiene mucho misterio, pero sí hay que tener en cuenta un par de cosillas para que salgan de verdad como los de bar bueno, de esos que crujen y no se hacen bola. La clave está en no tener prisa, usar ingredientes sencillos pero en condiciones, y sobre todo freírlos en su punto justo. Si te animas a prepararlos, ya verás como repites. Y oye, si te sobra alguno (cosa rara), al día siguiente en bocata siguen estando de muerte. ¡Nos leemos pronto!
Si te gustan los calamares crujientes y con mucho sabor, no puedes dejar de probar los calamares a la andaluza, que se rebozan con harina y se fríen hasta quedar doraditos y ligeros. La receta de calamares a la plancha es ideal si prefieres algo más ligero y rápido, donde el calamar se cocina con un poco de aceite y ajo para conservar todo su sabor natural. Y si te va la salsa con un toque más intenso, los calamares en salsa americana son un clásico que combina tomate, vino y especias para un guiso lleno de sabor que queda genial con arroz o pan.