Hacer croquetas congeladas en freidora de aire es uno de esos trucos que, una vez los descubres, no hay vuelta atrás. En serio, ¿quién quiere llenar la cocina de humo o gastar litros de aceite cuando tienes esta maravilla de aparato? Si te han quedado blandurrias, reventadas o con ese centro congelado… tranqui, que a todos nos ha pasado. Pero tiene solución.
El objetivo aquí es claro: que salgan crujientes por fuera, bien doraditas, con ese “crack” al morder, pero por dentro que sigan teniendo ese relleno suave, casi líquido si me apuras, tan típico de una bechamel bien hecha. Y lo más importante: que no se abran como si fueran volcanes de masa, que luego da una pena verlas ahí desparramadas…
Y sí, la freidora de aire puede con eso y más, pero tiene truco. Hay pequeños detalles que marcan la diferencia entre una croqueta de campeonato y un desastre incomible. A ver, no es física cuántica, pero hay que pillar el punto. Te cuento cómo hacer croquetas congeladas en freidora de aire paso a paso, sin complicaciones ni cosas raras.
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El secreto para hacer croquetas congeladas en freidora de aire perfectas
Vale, antes de ponerte manos a la obra con las croquetas congeladas en freidora sin aceite, hay un par de cosas que conviene tener claras. Porque sí, puedes meterlas sin más en la freidora y cruzar los dedos, pero si quieres que salgan de lujo, hay truquitos que cambian totalmente el resultado.
Primero: precalienta la freidora de aire. Parece una tontería, pero ayuda a que se forme la costra crujiente desde el primer momento. Si las metes en frío, la bechamel se empieza a calentar antes de que se tueste el rebozado… y claro, pasa lo que pasa: se revientan.
Segundo: no las apelotones. Si las amontonas, el aire no circula bien y se cuecen más que freírse. Resultado: blandas, pálidas y con cara de “¿qué me ha pasado?”.
Y otro detalle que marca mucho: pulveriza un poco de aceite sobre ellas. No hace falta empaparlas, pero ese chorrito sutil hace que queden más doradas y menos secas. Si usas aceite de oliva virgen extra en spray, mejor que mejor.
Ah, y lo más importante: vigila el tiempo y la temperatura. Cada freidora tiene su tema, pero te daré una guía bastante fiable para que empieces desde ahí. Y no te olvides de darles la vuelta a mitad de cocción, ¿vale?
Receta de croquetas congeladas en freidora de aire
Ingredientes
- Croquetas congeladas
- Aceite de oliva virgen extra en spray o una cucharadita para pincelar
Cómo hacer croquetas congeladas en airfryer
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Precalienta la freidora de aire a 200 °C durante unos 3 a 5 minutos. No lo saltes, que este paso ayuda muchísimo a que el rebozado se selle rápido y las croquetas no se abran.
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Coloca las croquetas congeladas en la cesta o rejilla, dejando espacio entre ellas. El aire necesita moverse bien para que se doren por todos lados.
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Pulveriza un poco de aceite sobre cada croqueta. Si no tienes spray, puedes usar una brocha de cocina para poner una fina capa. No hace falta bañarlas, ¿eh? Solo un toque para ayudar al dorado.
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Programa la freidora a 200 °C y cocina durante 6-8 minutos. A los 4 minutos, abre con cuidado (sin sacudir mucho) y dales la vuelta. Esto es clave para que se hagan de forma uniforme.
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Observa el punto de cocción. Si ves que ya están doradas y crujientes, sácalas. Si están aún un poco pálidas o blandas, puedes darles 1-2 minutos más, pero vigila para que no revienten.
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Sácalas con cuidado usando unas pinzas o espátula de silicona, y déjalas reposar un minutillo. El interior sigue caliente y termina de asentarse.
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¡Y listo! Sirve en el momento, que es cuando más ricas están. Si las dejas enfriar, pierden parte del crujiente, ya te aviso.
Consejos para hacer croquetas congeladas en freidora de aire
Aquí van unos truquillos de esos que marcan la diferencia entre unas croquetas medio aceptables y unas que dices: “madre mía, ¿esto lo he hecho yo?”
Precalienta siempre la freidora
No es por ser pesados, pero este paso es clave. Tres minutos a 200 °C antes de meter las croquetas ayuda a que el rebozado se selle nada más tocar el calor. Si las metes con la máquina en frío, la bechamel empieza a derretirse antes de que se forme la costra… y ya sabes cómo acaba eso: reventadas y feas.
Dales espacio, no las amontones
Lo típico: quieres hacer todas las croquetas de golpe y las metes a presión. Error. En la freidora de aire, el aire caliente tiene que circular bien. Si están pegadas, se hacen mal, se cuecen en vez de dorarse y encima algunas ni se calientan bien por dentro.
Pulveriza un poco de aceite (pero sin pasarte)
Una capa ligera de aceite de oliva virgen extra en spray ayuda a que queden más crujientes y doradas, sin necesidad de freírlas. Pero no te emociones: si te pasas, el aceite puede hacer que el rebozado se empape y entonces… adiós crujiente.
Dales la vuelta a mitad de cocción
A ver, no es obligatorio, pero sí muy recomendable. A mitad del tiempo (sobre los 3-4 minutos), ábrelas con cuidado y dales la vuelta. Así se doran igual por todos lados y no te arriesgas a que se queden blandas por abajo.
Tiempo y temperatura ideales
Aquí viene lo importante: para la mayoría de las croquetas congeladas del supermercado, con 6 a 8 minutos a 200 °C es más que suficiente.
- Si son pequeñas o muy finas, con 6 minutos van que chutan.
- Si son más gorditas o caseras, mejor déjalas 8 minutos como máximo.
¿Y si dudas? Pínchalas con un palillo o simplemente abre una: si el centro está bien caliente y el exterior cruje, ya está. No te líes con fórmulas mágicas.
No abras la freidora constantemente
Ya sé que da curiosidad, pero si estás abriendo cada dos por tres, la temperatura cae y las croquetas no se hacen bien. Solo ábrela una vez para dar la vuelta, y al final para comprobar el punto.
Ojo con las croquetas caseras congeladas
Si has hecho croquetas caseras y luego las has congelado, ten en cuenta que suelen ser más blandas y delicadas que las industriales. Lo mejor es que estén bien congeladas (mínimo 24 h en el congelador) y no demasiado grandes. Si las haces tamaño pelota de golf, prepárate para un festival de lava bechamel.
Y otro truco: rebózalas doble antes de congelarlas (huevo-pan rallado-huevo-pan rallado). Ese extra de cobertura ayuda a que no se revienten al cocinarse.
Cómo acompañar las croquetas congeladas en freidora de aire
Lo típico es servirlas como aperitivo o entrante, pero si las quieres como plato principal, también puedes hacerlo sin problema, solo tienes que rodearlas bien.
Una buena opción es ponerlas con una ensalada sencilla, algo fresco que equilibre un poco la contundencia del rebozado. Unos brotes verdes con un aliño rápido, una ensalada de tomate o incluso unas tiras de pimientos asados quedan genial. Y si estás en plan más clásico, unas patatas fritas en la misma freidora de aire (sí, también salen bien) o un puré de patata suave son apuestas seguras.
Bueno, pues ya ves que hacer croquetas congeladas en freidora de aire no tiene ningún misterio, pero sí tiene su truco. Solo hay que pillar el punto justo de calor, no pasarse con el tiempo y tratarlas con un poco de mimo. Nada de apelotonarlas, ni dejarlas secas como una piedra, ni darles vueltas cada 30 segundos como si fueran tortitas. Con un par de detalles bien hechos, te salen que flipas: doraditas, con ese crujiente perfecto y el interior suave como debe ser.
Así que la próxima vez que tengas esas croquetas congeladas en el fondo del cajón, ya sabes que puedes sacarlas y tener algo rico en menos de diez minutos, sin manchar media cocina y sin freír nada. Y lo mejor de todo: sin sentir que te estás comiendo una versión triste de lo que podrían haber sido. Al contrario, te vas a quedar tan a gusto que vas a querer repetir.
Si buscas otras recetas de croquetas, no puedes dejar de probar la receta de croquetas de jamón, todo un clásico de la cocina casera, con ese sabor intenso a jamón serrano que nunca falla; la receta de croquetas de pollo, ideales para aprovechar sobras del cocido o del asado y con una textura súper cremosa; y la receta de croquetas de bacalao, típicas de Semana Santa, con ese puntito salado que combina genial con el rebozado crujiente.