A ver, las enchiladas de pollo son de esas recetas que, si las haces una vez, ya no hay vuelta atrás. Lo típico: las pruebas un día en casa de alguien, te encantan, y acabas buscando cómo hacerlas tú mismo en tu cocina. Y la verdad es que no tienen ningún misterio, solo hay que pillarles el punto y echarle ganas, como con todo en la vida.
Lo bueno de esta receta es que puedes adaptarla a tu estilo. Hay quien las hace picantísimas, otros más suaves, algunos las rellenan con lo que pillan por la nevera… pero en esencia, si hay tortillas, pollo y una buena salsa, ya tienes media partida ganada. Yo, por ejemplo, suelo hacerlas cuando me sobra pollo de un asado, y así aprovecho todo. Ya sabes, aquí no se tira nada.
Te aviso: como hagas una vez estas enchiladas de pollo mexicanas y te salgan buenas, tus amigos van a empezar a pedirte “esas tortillas con pollo que hiciste el otro día”. Palabra.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de enchiladas de pollo mexicanas
Ingredientes
- 2 pechugas de pollo cocidas y desmenuzadas ((puedes usar restos de pollo asado si tienes)
- 200 g de queso cheddar rallado
- 120 g de jalapeños en conserva, picados
- Un manojo pequeño de cilantro fresco, picado
Para el relleno
- 1 cebolla, picada
- 3 dientes de ajo, picados
- 10 g de guindilla en copos (ajusta al gusto)
- 1 cucharadita al ras de comino (ajusta al gusto)
- 2 cucharaditas de azúcar
- 500 g de tomate triturado
- Sal al gusto
- Medio vaso de agua
Para la salsa enchilada
- 16 tortillas de maíz pequeñas (si no encuentras, las de trigo también sirven)
- 100 g de queso cheddar rallado (para gratinar)
- Aceite de girasol o de oliva (para engrasar la fuente)
- Cebolleta picada (opcional)
Para montar las enchiladas
Cómo hacer enchiladas mexicanas de pollo
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Lo primero es dejar listo el pollo. Si estás usando pechugas crudas, ponlas a cocer en agua con sal durante unos 20-25 minutos, hasta que estén bien hechas. Puedes añadir un trozo de cebolla o una hoja de laurel al agua, que siempre da buen sabor.
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Cuando estén listas, las sacas, las dejas templar un poco y luego las desmenuzas con las manos o con dos tenedores. Tiene que quedar en hebras finitas, nada de trozos grandes. Si tienes restos de pollo asado, este paso te lo saltas y te vas directo al montaje.
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Ahora preparamos la salsa enchilada. Pon un chorrito de aceite en una sartén grande y sofríe la cebolla picada a fuego medio. Cuando empiece a ablandarse, añade el ajo, el comino y los copos de guindilla. Dale un par de vueltas para que suelte todo el aroma, pero sin que se queme.
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Añade el tomate triturado, el azúcar, un poco de sal y medio vasito de agua para que no quede demasiado espeso. Deja que la salsa cueza unos 15 minutos a fuego suave, removiendo de vez en cuando. Tiene que reducir y quedar más espesa, pero no seca. Si ves que se seca mucho, échale un poco más de agua.
Cuando esté lista, pásala por la batidora o un pasapurés si la quieres bien fina. Y lista para usar.
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En un bol grande mezcla el pollo desmenuzado, los jalapeños picados y el cilantro. Añade un par de cucharadas de la salsa que acabas de hacer y remueve bien todo.
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Calienta un poquito las tortillas en una sartén (sin aceite), solo para que se ablanden y no se rompan al enrollarlas. Pon una cucharada generosa del relleno en el centro de cada tortilla, un poco de queso cheddar rallado, y enróllalas como si fuera un canelón y colócalas en una fuente de horno previamente engrasada con un poco de aceite.
Una al lado de otra, bien apretaditas, que no se abran. -
Cuando tengas todas las enchiladas colocadas en la bandeja, cúbrelas con el resto de la salsa enchilada y espolvorea el queso rallado que te quedó antes. Mételas al horno a 180 °C (calor arriba y abajo) durante unos 10-15 minutos, o hasta que el queso esté dorado y burbujeante.
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Sácalas con cuidado, porque van a estar calientes que no veas. Puedes poner por encima un poco de cebolleta picada, o más de cilantro fresco, o unas rodajas de jalapeño. ¡Y a la mesa!

Consejos para que tus enchiladas de pollo salgan de 10
- Calienta siempre las tortillas: Parece una tontería, pero si te saltas este paso, lo más probable es que las tortillas se rompan cuando intentes enrollarlas. Basta con calentarlas unos segundos por cada lado en una sartén sin aceite para que se vuelvan flexibles y mucho más fáciles de manejar.
- Usa pollo sabroso: Aunque la receta funciona con pechuga cocida, si usas restos de un pollo asado o uno que hayas cocinado con hierbas y especias, el resultado mejora una barbaridad. Si tienes que cocerlo sí o sí, añade algo al agua: una hoja de laurel, media cebolla o incluso un poco de caldo concentrado. Lo notarás.
- No te excedas con la salsa: Queremos que el relleno quede jugoso, sí, pero si te pasas con la salsa dentro del relleno, las tortillas se humedecerán demasiado y se romperán o quedarán empapadas. Con un par de cucharadas de salsa en la mezcla es más que suficiente. El resto de la salsa se reserva para cubrir las enchiladas antes del horneado.
- Adáptala a tu gusto: Lo bueno de esta receta es que no hay reglas estrictas. Si te encanta el queso, añade más. Si no soportas el cilantro, lo puedes eliminar sin problema. Si prefieres un toque más picante, aumenta la cantidad de guindilla. Personaliza la receta como te venga en gana, que para eso cocinas tú.
- Congélalas sin miedo: Una de las ventajas de las enchiladas es que aguantan muy bien la congelación. Puedes prepararlas con antelación y congelarlas ya montadas pero sin hornear, o también después de haberlas cocinado. Luego solo hay que calentarlas en el horno o en una sartén tapada, y tienes una comida lista sin apenas esfuerzo.
Cómo acompañar las enchiladas de pollo
Aunque estas enchiladas ya son bastante completas por sí solas, siempre hay formas de montar un plato más redondo. Por ejemplo, el arroz blanco es un clásico que nunca falla. Si le añades un poco de lima y cilantro, todavía mejor, porque le da frescor y equilibra el sabor más intenso del pollo y la salsa.
Otra opción muy típica son los frijoles, ya sea frijoles refritos o simplemente alubias negras cocidas con un sofrito. Son un acompañamiento muy habitual en la cocina mexicana y le dan un extra de proteína al plato. También puedes preparar un guacamole.
Si tienes invitados o te apetece un toque más festivo, puedes empezar con unos nachos con queso, pico de gallo o incluso una ensalada de maíz y tomate. Todo eso combina genial con el sabor de las enchiladas. Y para beber, una cerveza fría siempre encaja, aunque si te va lo más tradicional puedes animarte con una michelada o un agua fresca con lima.
Bueno, pues ya lo tienes. Hacer enchiladas de pollo en casa no tiene ningún misterio, y la verdad es que cuando pruebas una buena receta como esta, con su salsita casera y todo, te das cuenta de que no merece la pena comprarlas hechas. Lo bueno es que puedes jugar con los ingredientes, adaptarla a lo que tengas en la nevera y guardarte unas cuantas para otro día. Vamos, que es de esas recetas que siempre vienen bien. Si te animas a prepararlas, ya me contarás qué tal.
Te aconsejo probar otras recetas con tortillas de trigo que te pueden salvar la cena. Tanto como unas buenas croquetas de pollo que puedes tener congeladas, o unas tortillas de verduras rápidas y fáciles.