Ensalada caprese. Así, tal cual. Seguro que la has visto mil veces en restaurantes, en blogs o en Instagram. Es de esas recetas muy simples, pero tienen su truco si quieres que quede bien. Porque, claro, no es lo mismo un tomate cualquiera que uno de los buenos, y tampoco vale cualquier queso.
La verdad es que esta ensalada, típica de Italia, más concretamente de la isla de Capri (de ahí el nombre), no lleva gran cosa: tomate, mozzarella, albahaca, aceite de oliva y sal. Ya. Pero, ¿te ha pasado eso de probarla fuera de casa y notar que no tiene ningún sabor? Pues suele ser por el tipo de ingredientes, no por la receta en sí. Es muy básica, pero si los productos son buenos, es un espectáculo.
A mí me gusta hacer la receta de ensalada caprese sobre todo en verano, cuando los tomates están en su punto. Fresquita, con pan para mojar el aceitito que queda en el plato… Mira, es que no falla. Es una de esas cosas que parece poca cosa pero que, si la clavas, la gente repite.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de ensalada caprese
Ingredientes
- 3 tomates maduros (tipo pera o de ensalada, que estén bien rojos pero firmes)
- 200 g de mozzarella fresca (si es de búfala, mejor; pero que seas buena)
- Unas hojas de albahaca fresca (no vale la seca)
- Aceite de oliva virgen extra
- sal
- pimienta negra recién molida (opcional)
Cómo hacer ensalada caprese
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Prepara la mozzarella: Sácala de la nevera al menos 30 minutos antes de montar la ensalada para que esté a temperatura ambiente. Luego, córtala y sécala suavemente con papel de cocina para eliminar el exceso de suero.
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Corta los tomates: Lávalos bien y córtalos en rodajas. Si sueltan mucho jugo, puedes dejarlos escurrir un poco sobre papel absorbente.
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Monta la ensalada: En un plato grande, alterna las rodajas de tomate y mozzarella, colocándolas ligeramente superpuestas.
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Añade la albahaca: Justo antes de servir, coloca las hojas de albahaca fresca entre las capas o por encima. Si son grandes, puedes partirlas con las manos para liberar más aroma.
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Aliña al gusto: Rocía con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y añade una pizca de sal sobre los tomates. Si te gusta, puedes añadir un poco de pimienta negra recién molida.
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Y ya está, así de sencillo. La clave está en la calidad de los ingredientes y en montarla justo antes de servir para que todo esté fresco y en su punto.
Consejos para una ensalada caprese perfecta
- Usa mozzarella de búfala si puedes. La diferencia se nota un montón: más sabor, más cremosa… Eso sí, sécala bien con papel de cocina porque suelta bastante suero.
- La albahaca tiene que ser fresca, nada de seca. Le cambia completamente el sabor al plato. Y si la rompes con las manos en lugar de cortarla, mejor, así no se oxida ni se pone negra.
- No escatimes con el aceite de oliva virgen extra. Aquí no es un simple aliño, es parte del sabor principal. Uno bueno realza todo lo demás. Si es suave pero con carácter, vas por buen camino.
- Monta la ensalada justo antes de servirla. Si la dejas hecha mucho tiempo, los tomates sueltan jugo, la mozzarella se empapa y la albahaca se mustia. Pierde toda la gracia.
- Usa tomates que sepan a tomate. Parece una tontería, pero si están duros, insípidos o demasiado fríos, te cargan la ensalada. Los tipo corazón de buey o rama bien maduros funcionan genial.
- No la sirvas fría de nevera. Si todo está a temperatura ambiente, los sabores se notan más. Saca la mozzarella con antelación y deja que los tomates pierdan el frío también.
Cómo acompañar la ensalada caprese
Una ensalada caprese puede ser muchas cosas: un entrante ligero, una cena rápida o el acompañamiento ideal para otros platos más contundentes. A mí, por ejemplo, me gusta servirla como primer plato cuando preparo pasta al horno (como la lasaña o los canelones) o alguna carne al estilo italiano. Da ese punto fresco que equilibra muy bien con platos más pesados.
También va genial con una focaccia casera o incluso con pan de masa madre bien crujiente. Mojar en el aceite con tomate y albahaca es un vicio. Y si la sirves en una comida informal con amigos, puede funcionar como parte de un picoteo más amplio junto con aceitunas, embutidos o algún antipasto. Lo típico, vamos, como si estuvieras en una terraza en el sur de Italia.
Si quieres convertirla en plato único, puedes añadirle un poco de pan tostado al lado. Nada complicado. Lo importante es que no se pierda la sencillez del plato. A veces menos es más, y aquí eso se nota mucho.
Bueno, pues ya ves que la ensalada caprese no tiene misterio, pero tiene su arte. Lo básico es tratarla con mimo y no tirar por lo fácil con ingredientes de baja calidad. Que sí, que es solo tomate, mozzarella y albahaca, pero justo por eso hay que hacerlo bien. Lo típico que cuanto más simple es algo, más canta cuando no se cuida. Así que nada, ya me dirás si la pruebas así, o si ya la hacías parecida. Yo la tengo en bucle cada verano. Fresca, sabrosa y sin complicaciones.
Claro, aquí tienes el texto mejorado y ampliado, siguiendo el formato que indicas:
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