¿Has oído hablar de la resiliencia? Lo sé, no es una palabra del vocabulario común y habitual pero ¡qué importante es aprender a ser personas resilientes!

Te aseguro que cuando leas este post, te darán ganas de apostar a la resiliencia ¡y enseñar a tus hijos a salir fortalecidos gracias a ella!

¿Vamos allí?

¿Qué es la resiliencia?

La Real Academia Española define resiliencia como «la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos«. Ahora bien, en psicología se suma a este concepto la posibilidad de salir fortalecidos de estas situaciones difíciles.

En conclusión, ser resiliente es poder reestructurarse uno mismo para sobrellevar las circunstancias, sobreponerse a ellas y utilizarlas para crecer y sacar a la luz el máximo potencial personal. ¿A que te gustaría que tu hijo fuese una persona resiliente? ¡A mí sí!

Características de las personas que practican la resiliencia

Las personas resilientes conocen sus potencialidades y limitaciones, algo que les permite afrontar los retos sabiendo sus fortalezas y debilidades y sacando lo mejor de sí.

Suelen ser personas altamente creativas que, si no pueden arreglar una situación o cosa, la transforman en algo nuevo. Además, confían en sí mismos y asumen las dificultades como una oportunidad y posibilidad de crecimiento.

Para practicar la resiliencia, no basta con todo esto sino que también hay que intentar mantener una actitud positiva hacia la vida, siendo flexibles a los cambios y afrontando las adversidades con humor. Por supuesto, todo esto no se logra de manera individual: estar acompañado es esencial para lograr practicar la resiliencia.

Consejos para enseñar a nuestros hijos a ser resilientes

Uno no nace siendo resiliente, la resiliencia se aprende, aunque hay personas que tienen una predisposición a ella. Si te interesa que tus hijos desarrollen la resiliencia a lo largo de su vida, puedes seguir estos consejos:

  1. Evita sobreprotegerles: la vida a veces es dura, deja que conozcan esta situación para que el día de mañana tengan las herramientas para afrontar los reveses que nos llegan.
  2. Da el ejemplo: tú eres el espejo en el que se miran tus hijos, siempre lo decimos y no nos vamos a cansar de hacerlo. Dar el ejemplo es fundamental para que los peques aprendan a vivir con resiliencia. Si te ven afrontar las circunstancias con una sonrisa y sacando lo mejor de lo peor, ellos aprenderán a hacer lo mismo.
  3. Cree en tus hijos: son más fuertes de lo que puedes ver. Son personitas completas y magníficas que pueden tomar sus propias decisiones (de hecho deben hacerlo) y equivocarse en el proceso. Lo importante es que puedan levantarse y seguir adelante.
  4. Acompaña a los peques: no decidas por ellos, sólo mantente a su lado para ayudarlos a estar en pie y a levantarse cuando las cosas no salen bien.
  5. Ayúdalos a buscar soluciones: no se las des en bandeja de plata, incítalos a pensar. En lugar de decirles qué hacer, haz preguntas como «¿qué puedes aprender de esto?» o «¿qué cambiarías en la manera en la que trataste la situación si pudieses hacerlo?»
  6. Practica la empatía: evita decir «te lo dije». Parte de enseñar a los niños la resiliencia es saber acompañar dejando que se caigan y se levanten por sí mismos, sin juzgar, tan sólo ayudándolos a aprender de lo sucedido.
  7. Simplemente, ámalos: estar a su lado les permitirá afrontar las adversidades sabiendo que no están solos y que pase lo que pase, tendrán en quién apoyarse.

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Imagen: Photl

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