La compota de manzana me recuerda mucho a cuando era pequeña y en casa se preparaba en otoño, justo cuando había un montón de manzanas en la frutera y había que darles salida. Es de esas recetas que no tienen misterio, pero que llenan la cocina de un olor que casi parece un abrazo. Y además, lo bueno es que con muy poco se consigue un postre casero de los de toda la vida.
Y es verdad que mucha gente la asocia solo con postres, pero la verdad es que la compota de manzana casera tiene mil usos. Puedes ponerla sobre el yogur natural del desayuno, usarla como acompañamiento de carnes o simplemente comértela a cucharadas. Y lo mejor es que sabes lo que lleva, nada de conservantes ni cosas raras.
A mí me pasa que cuando preparo un tarro siempre se acaba antes de lo que espero. Es dulce pero ligera, y según las especias que le pongas, puedes darle un toque más cálido o más fresco. En fin, que es un básico de la cocina de toda la vida y merece un hueco en tu recetario.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de compota de manzana casera
Ingredientes
- 1 kg de manzanas (mejor tipo Golden o Reineta)
- 200 ml de agua
- 100 g de azúcar (puedes ajustar al gusto o usar miel)
- 1 rama de canela
- Zumo de medio limón
Cómo hacer compota de manzanas
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Lo primero es pelar las manzanas, quitarles el corazón y cortarlas en trozos más o menos del mismo tamaño. No hace falta que queden perfectos porque luego se van a ablandar, pero cuanto más regulares sean, más uniforme será la cocción.
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En una cacerola pones el agua, el azúcar, la rama de canela y el zumo de limón. Lo llevas a fuego medio y remueves un poco para que el azúcar se disuelva antes de añadir la fruta.
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Cuando el líquido empiece a calentarse, incorporas los trozos de manzana. A partir de ahí solo hay que dejar que cueza a fuego medio-bajo durante unos 20 o 30 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Notarás que las manzanas se van deshaciendo solas.
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Cuando veas que ya están blanditas, puedes dejar la compota tal cual, con trozos, o pasarla por una batidora si te gusta más fina. Eso ya depende de lo que prefieras. Lo importante es dejarla enfriar un poco antes de guardarla en un recipiente hermético en la nevera.
Consejos para hacer compota de manzana
- Elige bien las manzanas: las Reineta o Golden son ideales porque son dulces, jugosas y se deshacen con facilidad, pero si solo tienes de otro tipo, tampoco pasa nada. Con una mezcla de variedades incluso puedes conseguir un sabor más equilibrado.
- Controla el azúcar: no es lo mismo usar manzanas verdes que unas muy maduras. Si te gustan los postres poco dulces, prueba primero con la mitad de la cantidad y rectifica al final. La compota no debería quedar empalagosa.
- Prueba otras especias: la canela es la más típica, pero puedes darle un aire distinto con un poco de vainilla, clavo o incluso jengibre rallado. Son pequeños cambios que transforman bastante el resultado.
- Evita que se oxide: las manzanas se ponen marrones enseguida. Unas gotas de limón mientras las pelas y cortas no solo ayudan a mantener el color, también realzan el sabor final.
- Hazla más ligera: si no quieres añadir azúcar, puedes dejar que las manzanas se cocinen solo con el agua y el limón. Al final, si la notas muy ácida, añade un poco de miel, sirope de agave o un edulcorante que uses normalmente.
- Guárdala bien: en un tarro de cristal cerrado aguanta en la nevera entre 4 y 5 días sin problema. Eso sí, espera a que esté completamente fría antes de taparla para que no se condense el vapor dentro.
- Congela sin miedo: si haces mucha cantidad, repártela en tarritos pequeños y al congelador. Así puedes descongelar solo lo que vayas a usar, y no toda la tanda de golpe.
Cómo acompañar la compota de manzana
La compota de manzana es muy versátil, y por eso da tanto juego en la cocina. Una de las formas más sencillas es servirla aún templada sobre unas tostadas, como si fuera una mermelada ligera. Con un poco de queso fresco encima queda espectacular.
También combina muy bien con yogur natural o con requesón. Ese contraste entre lo cremoso y lo dulce de la fruta funciona de maravilla para un desayuno rápido o una merienda.
Si eres más de postres, pruébala con helado de vainilla o con un bizcocho casero. La compota aporta humedad y un punto de frescor que equilibra los dulces más densos.
Y ojo, que no solo va con cosas dulces. La compota se usa mucho como guarnición para carnes, sobre todo cerdo o pato. Ese contraste entre lo salado y lo afrutado le da un toque muy especial al plato.
Bueno, como ves, la compota de manzana es una receta que no tiene complicación y que te puede salvar en un montón de ocasiones. Sirve tanto para un desayuno rápido como para acompañar un plato más elaborado. Y además, es de esas preparaciones que siempre apetecen, sobre todo cuando tienes manzanas que ya empiezan a quedarse olvidadas en la frutera. Yo diría que es de esas recetas básicas que merece la pena tener siempre a mano.
Si buscas otras recetas con manzana, no puedes dejar de probar las manzanas asadas, que son súper fáciles de preparar y quedan dulces y jugosas, el bizcocho de manzana, un clásico esponjoso y perfecto para el desayuno o la merienda, la tarta de hojaldre y manzana, que combina la textura crujiente del hojaldre con el sabor suave de la fruta, y la tarta Tatin de manzana, un postre invertido caramelizado que siempre sorprende por su sabor intenso y su presentación elegante.