Los guisantes con jamón son uno de esos platos que siempre me sacan de un apuro. Rápidos, sabrosos y con ingredientes que solemos tener por casa, ¿qué más se puede pedir? Además, en casa ya tienen hasta apodo: mis hijos les llaman “las bolitas verdes”. Y oye, no sé si será por el nombre o por lo ricos que están, pero se los comen encantados.
La verdad es que es una de esas recetas que aprendí a hacer casi sin querer, viendo a mi madre mover la cuchara en la cocina como si nada. Y con el tiempo, la he ido haciendo mía, aunque sin complicarme la vida. Porque para qué liarse, si con cuatro cosas bien hechas te queda un platazo.
Lo bueno de estos guisantes con jamón es que valen igual para una cena rápida entre semana, como para ponerlos de primero un domingo sin que nadie se queje. Son sencillos, sí, pero de los que siempre apetecen. Vamos, lo típico que si lo pruebas una vez, lo repites fijo.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de guisantes con jamón
Ingredientes
- 600 g de guisantes frescos (sin vaina) o congelados
- 150 g de jamón serrano en lonchas
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra recién molida
Cómo hacer guisantes con jamón fáciles
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Pon a hervir agua con un poco de sal en una cazuela. Cuando rompa a hervir, echa los guisantes (frescos o congelados, lo que tengas) y cuécelos durante 10 minutos. No hace falta más, solo que queden tiernos pero sin pasarse. Cuando estén listos, escúrrelos bien y resérvalos.
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Mientras tanto, corta la cebolla en juliana, es decir, en tiras finas. También pela y lamina los ajos.
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En una sartén grande, echa un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y ponlo a fuego medio. Añade la cebolla y el ajo cuando el aceite esté caliente, pero sin que humee.
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Pocha todo con calma, unos 10-12 minutos, hasta que la cebolla esté blandita y empiece a dorarse ligeramente por los bordes.
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Mientras se hace el sofrito, corta el jamón en lonchas si no lo tienes ya listo, y luego en tiras finas.
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Cuando el sofrito esté en su punto, añade los guisantes ya cocidos y rehógalos todo junto durante 2-3 minutos. No más, que ya están cocidos y solo queremos que se empapen del sabor del ajo y la cebolla.
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Por último, incorpora las tiras de jamón, remueve un poco para integrarlo todo y deja que se caliente uno o dos minutos. No lo dejes más, que si el jamón se pasa, se pone duro y salado.
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Corrige de sal y pimienta al gusto, aunque con el jamón probablemente no necesites mucha sal.
Consejos para hacer los mejores guisantes con jamón
- Elige bien los guisantes: si tienes la suerte de encontrar guisantes frescos, ni te lo pienses. Pero si usas congelados, que sean de buena calidad, que se note que son “bolitas verdes” de verdad, no esos que vienen medio grises y blandurrios.
- No te pases con la cocción: 10 minutos en agua hirviendo y listo. Luego, en la sartén, solo un toque para que se impregnen del sofrito. Si los rehogas demasiado, pierden ese color tan bonito y se ponen pastosos.
- El jamón, en tiras y al final: lo ideal es añadirlo justo al final, solo para que coja un poco de temperatura. Si lo cocinas mucho, se seca y se pone demasiado salado. Y lo de cortarlo en tiras le da un toque más suave y agradable al comer.
- Cebolla bien pochada: sin prisa, que quede blandita y dulce. Si la dejas cruda o la haces muy rápido, amarga y se nota demasiado. La clave está en que casi se deshaga.
- Usa buen aceite: parece una tontería, pero no lo es. Un buen aceite de oliva virgen extra marca la diferencia. No hace falta echar medio litro, pero sí uno que dé sabor.
- No te emociones con la sal: entre el jamón y el propio guisante, muchas veces no hay que echar nada. Mejor prueba al final y ajusta si hace falta.
- ¿Te sobran? Mejor: al día siguiente, recalentados en la sartén o al microondas, siguen estando buenísimos. Incluso puedes aprovecharlos para hacer un revuelto o añadirlos a un arroz.
Cómo acompañar los guisantes con jamón
Aunque los guisantes con jamón suelen servirse como primer plato, la verdad es que también pueden funcionar perfectamente como plato único si los acompañas bien. Por ejemplo, con un par de huevos fritos encima… bueno, no sé tú, pero yo no necesito más. Ese contraste del huevo con la yema jugosa mezclado con las “bolitas verdes” y el jamón es una maravilla. Y si quieres algo más ligero, también quedan genial con un huevo poché o escalfado, que le da ese puntito cremoso sin añadir grasa de más.
Otra opción muy apañada es servirlos con un poco de arroz blanco. Sin muchas complicaciones: arroz hervido, sin más, que sirve de base neutra y absorbe los jugos del sofrito. Incluso podrías mezclarlo todo y hacer una especie de arroz salteado. Vamos, lo típico que haces con las sobras y acaba estando casi más rico que el plato del día anterior.
Si vas a usarlos como acompañamiento, te van bien con casi cualquier carne a la plancha: pollo, lomo, solomillo… o incluso con un pescado al horno si te apetece algo más ligero. Lo bueno es que no son un plato que “canse”, combinan con todo y no se roban protagonismo, pero aportan ese toque casero que siempre se agradece.
Bueno, pues ya ves que no tiene ningún misterio preparar guisantes con jamón. Es de esas recetas que siempre han estado ahí, en casa, sin hacer ruido, pero que cuando las haces bien, con cariño y buenos ingredientes, te devuelven justo eso: sabor a casa. Mis hijos, que los llaman “las bolitas verdes”, se los comen encantados… y ya con eso, para mí, es un triunfo.
Si te animas a hacerlos, cuéntame qué tal. Seguro que si lo pruebas una vez, repites. Porque al final, lo de siempre, lo sencillo, es lo que más apetece.
Si te gustan las legumbres, no puedes dejar de probar el hummus, una crema de garbanzos muy popular en Oriente Medio que combina sabor y textura suave; las habas con jamón, un plato tradicional español que mezcla la dulzura de las habas con el sabor intenso del jamón ibérico; el falafel, unas croquetas fritas hechas a base de garbanzos molidos y especias que son un clásico de la cocina árabe, y las ensaladas de garbanzos, frescas y versátiles, perfectas para combinar con verduras y aliños variados para un plato nutritivo y refrescante.