Los garbanzos con espinacas son de esos platos que siempre vienen bien: llenan, son económicos y encima te aportan un buen chute de energía. Además, se hacen con ingredientes que casi siempre tienes en casa o que encuentras en cualquier tienda del barrio, sin complicaciones.
En muchas casas, sobre todo en Andalucía, esta receta de espinacas con garbanzos forma parte del recetario de toda la vida. Se prepara tanto en Semana Santa como en cualquier día de frío, aunque la verdad es que encaja igual de bien en pleno verano si te apetece algo ligero y nutritivo. Y sí, admite mil variaciones: con huevo, con bacalao, más caldoso o más seco.
Lo que más me gusta de los garbanzos con espinacas es que puedes adaptarla sobre la marcha. Si un día tienes las espinacas frescas, genial; que solo tienes congeladas, también vale. Garbanzos de bote, perfecto; garbanzos secos cocidos en casa, mejor que mejor. Incluso puedes jugar con las especias para darle tu toque personal. Al final, es uno de esos platos que se ajusta a lo que tengas en la despensa y al tiempo que quieras dedicarle.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de garbanzos con espinacas fáciles
Ingredientes
- 600 g de garbanzos cocidos (o en conserva, bien escurridos)
- 300 g de espinacas frescas (o congeladas, escurridas)
- 4 – 5 dientes de ajo
- 2 – 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 – 2 cucharaditas de pimentón dulce
- ½ vaso de vino blanco (opcional)
- Sal al gusto
- (Opcional) 1 rebanada de pan, comino y pimienta blanca para la majada
Cómo hacer espinacas con garbanzos
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Para empezar, pon una sartén amplia o cazuela al fuego con el aceite de oliva y añade los ajos pelados y ligeramente machacados. Deja que se doren a fuego medio para que suelten su aroma, pero sin que lleguen a quemarse. En cuanto empiecen a tomar color, incorpora el pimentón, remueve rápido para que no se amargue y añade las espinacas.
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Cocina las espinacas unos minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que pierdan volumen y suelten parte del agua. Si decides usar vino blanco, es el momento de añadirlo y dejar que reduzca mientras las espinacas se impregnan bien de los sabores.
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Después incorpora los garbanzos ya cocidos, mezcla todo con cuidado y cocina unos minutos más para que el conjunto se caliente y se integren bien los sabores. Si prefieres que quede con un punto más cremoso, puedes preparar una majada aparte: fríe una rebanada de pan y un par de ajos, tritúralos con un poco de comino y pimienta, y añade la mezcla a la cazuela junto con un chorrito de agua para que se ligue la salsa.
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Cuando todo esté en su punto, ajusta de sal, apaga el fuego y deja reposar un par de minutos antes de servir. Así los garbanzos con espinacas ganan cuerpo y sabor.
Consejos para hacer garbanzos con espinacas como los de la abuela
- Si usas garbanzos de bote, enjuágalos bien bajo el grifo hasta que el agua salga transparente. Esto elimina el líquido de conservación, que puede tener un sabor metálico y algo de sal extra que no necesitamos. Así además controlas mejor el punto de sal del plato.
- Escurre bien las espinacas si son congeladas, incluso puedes presionarlas un poco con una cuchara o un colador para quitar el exceso de agua. Si no lo haces, el guiso puede quedar demasiado aguado y perder parte de su sabor concentrado.
- Ajusta la cantidad de pimentón a tu gusto. Una cucharadita da un sabor suave y más equilibrado, mientras que dos o tres lo convierten en protagonista. Si te gusta, mezcla pimentón dulce y un toque de pimentón picante para darle chispa.
- El vino blanco es opcional, pero ayuda a realzar el sabor de las espinacas y a suavizar el pimentón. Si no lo quieres usar, sustituirlo por un chorrito de caldo de verduras es una buena alternativa para aportar sabor sin alcohol.
- La majada de pan, ajo y especias no es imprescindible, pero cambia mucho la textura final. El pan frito y triturado espesa el guiso y le da ese punto de “plato de abuela” que a muchos nos gusta. Puedes añadir comino, pimienta blanca o incluso un poco de vinagre si quieres un toque más intenso.
- Deja reposar el guiso unos minutos antes de servirlo. En ese tiempo, los garbanzos absorben parte del caldo y se integran mejor los sabores. Si lo preparas de un día para otro, estará incluso más bueno, así que no tengas miedo a hacerlo con antelación.
Cómo acompañar los garbanzos con espinacas
Un buen pan es casi obligatorio para disfrutar este plato como se merece. El caldito que queda en el fondo de la cazuela pide a gritos mojar, y si es un pan rústico con corteza crujiente, todavía mejor.
Otra forma de servir los garbanzos con espinacas es como tapa, en raciones pequeñas, acompañado de una copa de vino tinto joven o incluso una caña fría. En muchas tabernas andaluzas lo presentan así, y la verdad es que funciona muy bien.
Si quieres convertirlo en un plato más contundente, puedes añadir un huevo cocido troceado o un huevo frito encima. Otra opción muy tradicional es combinarlo con bacalao desalado y desmigado, que le aporta proteína extra y un sabor muy especial.
Para equilibrar la comida, acompaña los garbanzos con espinacas con una ensalada fresca o unas verduras asadas. También puedes usarlo como relleno de una tosta sobre pan tostado, que queda genial para una cena rápida.
Al final, estos garbanzos con espinacas son de esos platos que te salvan una comida sin tener que complicarte la vida. Se hacen rápido, llenan, y encima están cargados de nutrientes. Cada casa tiene su manera de prepararlos, así que no tengas miedo de probar variaciones y quedarte con la que más te guste. Ahora dime, ¿tú los haces más caldosos o más secos?
Si buscas otras recetas con garbanzos, no puedes dejar de probar la ensalada de garbanzos, fresca y rápida, ideal para los días de calor; el hummus, cremoso y perfecto como aperitivo o para untar en pan; el falafel, crujiente por fuera y tierno por dentro, ideal para combinar con salsas y ensaladas; el potaje de garbanzos con acelgas, contundente y lleno de sabor, típico de la cocina casera; y el potaje de garbanzos con bacalao, un plato tradicional que mezcla legumbres con pescado para un resultado muy sabroso.
