El pudin de pan, o como también lo llaman en otros sitios, budín de pan, es uno de esos postres que tienen sabor a infancia, a domingo en casa, a reutilizar lo que hay sin complicarse la vida. Es simple, económico y encima está buenísimo. Lo típico que preparas con cuatro cosas que tienes por ahí y que acaba gustando más que un pastel carísimo.
En mi casa la receta de pudin de pan tiene historia. La empezó haciendo mi abuela, que no tiraba ni una miga de pan. Luego mi madre la siguió preparando, siempre con ese toque de canela que dejaba toda la cocina oliendo a gloria. Y ahora, pues la hago yo, sobre todo para mis peques, que me piden “el bizcocho ese blandito que lleva caramelo” cada dos por tres. No sé si te ha pasado, pero hay recetas que se quedan en la familia y casi ni hace falta apuntarlas porque te las sabes de memoria.
Y mira, la verdad es que hay mil versiones por ahí, pero yo sigo haciendo la de siempre, la de toda la vida. Y aunque se le diga pudin de pan o budín de pan, el cariño con que se hace es el mismo. A ver qué te parece la receta, porque si nunca la has probado, ya estás tardando.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de pudin de pan fácil
Ingredientes
- 200 g de pan del día anterior (mejor si es tipo barra o pan de molde duro)
- 500 ml de leche entera
- 150 g de azúcar
- 4 huevos
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharadita de canela molida
- Ralladura de un limón o naranja
- 100 g de azúcar
- 2 cucharadas de agua
Para el caramelo
Cómo hacer pudin de pan casero
-
Lo primero que tienes que hacer es preparar el caramelo. Pon el azúcar y el agua en un cazo pequeño a fuego medio, sin remover, y espera a que coja ese color dorado típico. Ojo, que no se te queme porque amarga enseguida. En cuanto lo veas con un color ámbar bonito, retíralo del fuego y viértelo directamente en el fondo del molde que vayas a usar. Muévelo un poco para que cubra bien la base y, si acaso, un poco de los lados. Déjalo enfriar mientras haces lo demás.
-
Ahora vamos con la mezcla. Trocea el pan en un bol grande. Calienta la leche hasta que esté bien caliente pero sin hervir, y échala por encima del pan. Déjalo reposar unos diez minutos para que el pan se empape bien. Si ves que queda algún trozo un poco duro, le puedes dar con el tenedor o incluso pasar la batidora un poco, según cómo te guste, si más rústico o más fino.
-
En otro bol, bate los huevos con el azúcar, la vainilla, la canela y la ralladura de limón. Cuando esté todo bien mezclado, añádelo al bol del pan con leche y remueve bien para que se integre todo. No hace falta montar nada ni complicarse, solo mezclar bien.
-
Vierte toda esa mezcla en el molde que tenías preparado con el caramelo. Coloca el molde dentro de una fuente más grande con un poco de agua caliente, porque esto se hornea al baño María. Mete todo al horno precalentado a 180 ºC durante unos 45-50 minutos. A partir del minuto 40 échale un ojo pinchando con un palillo: si sale limpio, ya está. Si ves que se dora demasiado por arriba, puedes cubrirlo con un poco de papel de aluminio sin apretar.
-
Cuando esté listo, saca el molde del horno y déjalo enfriar primero a temperatura ambiente y luego en la nevera, mínimo un par de horitas. Y aquí viene lo más difícil: resistirse a desmoldarlo antes de tiempo. Lo ideal es esperar a que esté bien frío para que no se rompa al darle la vuelta. Pasas un cuchillo por los bordes, le das un golpecito al molde… y fuera. Caramelo por encima, y listo para servir.

Consejos para hacer pudin de pan
- Usa pan del día anterior o más duro: el pan fresco no absorbe bien la leche y puede quedar una textura rara, casi gomosa. Cuanto más seco, mejor.
- El caramelo se hace sin remover: mucha gente lo toca y se cristaliza. Solo azúcar y agua, fuego medio, y paciencia.
- El baño María es clave: evita que se seque y ayuda a que cuaje de forma más suave. No pongas demasiada agua en la bandeja, con que cubra unos dos dedos de altura ya va bien.
- No lo desmoldes en caliente: importantísimo. Hay que dejarlo enfriar bien, primero fuera y luego en la nevera. Si te saltas ese paso, corres el riesgo de que se te rompa.
- Puedes tunearlo con lo que tengas por casa: pasas, nueces, almendras, trocitos de manzana, gotas de chocolate, orejones, incluso coco rallado. Todo eso le da un toque diferente sin complicarse mucho. Solo un detalle: si vas a usar frutos secos o frutas deshidratadas, enharínalos un pelín para que no se vayan al fondo.
- Si no tienes horno, también se puede hacer en olla: pon el molde dentro de una olla grande con agua (como el baño María del horno), tapa bien y déjalo a fuego muy suave una hora o así. Queda igual de bueno.
Cómo acompañar pudin de pan
Este postre es tan versátil que te lo puedes comer solo, tal cual, y ya está buenísimo. Pero si quieres darle un toque más especial, hay varias formas sencillas de acompañarlo que no tienen misterio.
Una de las más clásicas es servirlo con nata montada. El contraste entre lo cremoso de la nata y la textura firme del pudin de pan queda de lujo. También queda genial con una bola de helado de vainilla, sobre todo si el pudin está un pelín templado. Esa mezcla de frío y caliente… uf, no falla.
En Argentina te dirán que el budín de pan sí o sí va con dulce de leche. Es un mix bastante dulce, pero muy tradicional, que vale la pena probar.
Para los más chocolateros, una salsita de chocolate caliente por encima es una bomba. Y si te va más lo afrutado, puedes ponerle por encima unas manzanas salteadas con canela, que se hacen en cinco minutos y le dan un aire de postre de restaurante sin esfuerzo.
Bueno, pues ya ves que el pudin de pan o budín de pan, como prefieras llamarlo, no tiene ningún misterio. Es de esas recetas que te salvan un postre con cuatro cosas, que aprovechan el pan que iba directo a la basura y que, encima, están de escándalo. Yo sigo haciéndolo como lo hacía mi abuela, sin vueltas raras ni ingredientes imposibles, y oye, en casa siempre vuela.
Si buscas otros postres sencillos y tradicionales, no puedes dejar de probar la tarta de galletas, esa de toda la vida con capas de galleta mojadas en leche y crema de chocolate que no necesita horno y siempre triunfa. También tienes el clásico flan de huevo, suave y con su caramelo por encima, que se hace con solo tres o cuatro ingredientes. Otra opción que nunca falla es el arroz con leche, cremoso y con su toque de canela, perfecto para comer frío o templado. Y si te van los sabores de infancia, las natillas caseras con su galleta encima son una delicia que se prepara en un momento y gusta a todo el mundo.