Las galletas de avena se han convertido en uno de mis grandes descubrimientos para las meriendas de los niños. Mira, entre que una ya va justa de tiempo y que no quiero que coman bollería industrial todos los días, estas galletitas nos están salvando más de una tarde. Encima están buenísimas y se hacen en un momento, de verdad.
Lo mejor de todo es que puedes tunearlas un poco según lo que tengas por casa. Yo últimamente les añado uvas pasas, que les dan un toque dulce sin tener que poner tanto azúcar. A veces incluso les echo alguna pepita de chocolate si quiero que me hagan la ola. Y oye, mano de santo: no me dejan ni una en el plato.
No sé si te pasa como a mí, pero siempre estoy buscando meriendas que sean algo más sanas sin que me miren con cara de “¿esto qué es?”. Pues estas galletas de avena con pasas son justo eso: fáciles, rápidas y con ingredientes que suelen estar por la cocina. Te cuento cómo las hacemos en casa, y si te animas, ya verás que repites.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Receta de galletas de avena caseras
Ingredientes
- 230 g de copos de avena
- 100 g de harina de trigo
- 100 g de azúcar moreno
- ½ cucharadita de levadura química (tipo Royal)
- 1 pizca de sal
- 2 huevos
- 150 ml de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (o de avellana, si prefieres cambiar el sabor)
- 60 g de uvas pasas
Cómo hacer galletas de avena
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Lo primero es preparar el horno. Enciéndelo a 180 ºC, con calor arriba y abajo, para que se vaya calentando mientras haces la mezcla. Aprovecha también para forrar una bandeja de horno con papel vegetal, que así luego no se pega nada y no tienes que fregar de más.
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En un bol grande, bate los huevos con el azúcar moreno hasta que veas que se mezclan bien. No hace falta montar nada, solo que quede todo más o menos homogéneo. Añade después el aceite de oliva virgen extra y la esencia de vainilla (o la de avellana, si te va más ese rollo) y sigue mezclando un poco.
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Ahora incorpora la harina, la levadura y la pizca de sal. Mezcla todo hasta que veas que no queda harina suelta por ahí.
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Toca añadir los copos de avena y las uvas pasas. Aquí te aviso: al principio parece que hay demasiada avena, pero tú remueve con ganas porque al final la mezcla se liga. No queda una masa súper húmeda como las de bizcocho, es más compacta, un poco pegajosa, pero manejable.
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Con ayuda de una cuchara o con las manos, ve formando montoncitos de masa y colócalos sobre la bandeja que tenías preparada. Déjales algo de espacio porque crecen un pelín en el horno. Si quieres que queden más planitas, puedes aplastarlas un poco con la cuchara.
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Mételas en el horno durante unos 12 a 15 minutos, hasta que veas que los bordes empiezan a dorarse. No te pases con el tiempo, que si te pasas quedan demasiado duras al enfriarse. Cuando salgan del horno, déjalas reposar unos minutos en la bandeja y luego pásalas con cuidado a una rejilla para que terminen de enfriarse.
Consejos para hacer galletas de avena caseras
- No batas en exceso los huevos con el azúcar, solo lo justo para mezclar. Si te pasas, pueden quedar demasiado densas.
- Usa aceite de oliva suave, no uno muy intenso, para que no se coma el sabor del resto de ingredientes. Si tienes uno más neutro, mejor.
- Si ves que la masa queda muy seca, puedes añadir una cucharadita de leche o incluso un chorrito pequeño de zumo de naranja. Pero solo si hace falta.
- Deja espacio entre las galletas en la bandeja. Aunque no se expanden mucho, es mejor que no se peguen entre ellas.
- No te fíes solo del color para sacarlas del horno. Aunque parezcan blandas al tacto, se terminan de endurecer al enfriar. Si esperas a que estén duras dentro del horno, luego te pueden quedar como piedras.
- Las uvas pasas puedes sustituirlas por dátiles troceados, trocitos de manzana seca o incluso dejar algunas sin nada, por si tienes un peque que pone caras raras con las pasas.
- Guárdalas en una lata metálica o un táper bien cerrado, una vez frías. Se conservan perfectamente varios días sin perder textura.
Cómo acompañar las galletas caseras de avena
Una de las cosas que más me gusta de estas galletas de avena con pasas es que valen tanto para un desayuno rápido como para una merienda en el parque. Aquí en casa las suelo meter en un táper y tiramos de ellas cuando salimos con prisas. Lo típico: los niños tienen hambre en cualquier momento, y con esto vas sobre seguro.
Para el desayuno, combinan genial con un vaso de leche o con un yogur natural. A veces las troceamos un poco por encima del yogur, con plátano o fruta de temporada, y ya tienes algo apañado en dos minutos. También van muy bien con café con leche o infusiones si eres más de algo suave por la mañana.
Otra opción que usamos mucho es meterlas en la mochila para el cole o para la merienda después de las extraescolares. No se rompen fácilmente, no manchan y además llenan bastante, así que no están picoteando sin parar después.
Bueno, pues ya ves que hacer galletas de avena caseras no tiene ningún misterio. Lo mejor de todo es que las puedes adaptar a tu gusto, con lo que tengas por casa y sin liarte la manta a la cabeza. Aquí en casa se han vuelto un básico: las hago el domingo por la tarde y duran, con suerte, hasta el miércoles… y eso porque las escondo un poco.
Si estás buscando una merienda más saludable, sin renunciar a que esté rica y guste a toda la familia, de verdad que merece la pena probarlas. Y si te animas a hacer una tanda doble, se pueden congelar en crudo, en bolitas, y luego horneas directamente otro día. Mano de santo.
Si te gustan las galletas caseras, no puedes dejar de probar las galletas de mantequilla, la receta clásica que se deshace en la boca y tiene ese sabor suave y cremoso que encanta a grandes y pequeños. La receta de galletas de jengibre es ideal para quienes buscan un toque especiado y calentito, perfecta para el invierno o para sorprender en Navidad.
Si eres fan de lo dulce y contundente, las galletas de chocolate te van a encantar, con ese punto crujiente por fuera y meloso por dentro que hace que no puedas comer solo una. Y si quieres algo diferente, las galletas en forma de taza para servir helado son un planazo para el verano, combinan la textura crujiente con la frescura del helado y además son súper fáciles de hacer en casa.
